Zapatero y sus tiempos*

El anuncio por parte del señor Presidente de que no se va a presentar a las próximas elecciones generales, después de varios meses de incógnita, se le antoja a este humilde ciudadano una obra maestra en el manejo de los tiempos políticos. Me explico. Con el esperado, o quizás no tanto, anuncio de Zapatero vamos a estar haciendo quinielas a cerca de su sucesión todo lo que queda hasta las próximas elecciones autonómicas y municipales. Después vendrán congresos, primarias si es menester, y seguiremos con el monotema: ¿quién será el candidato del PSOE en el 2012? La estrategia es muy buena porque mientras nos distraemos -eso pretenden- con la cosa del sucesor no hablamos de lo que hay que hablar. Primero, que la crisis económica que padecemos lejos de mejorar no hace sino ennegrecer el tan ansiado horizonte azul que no llega. ¿Dónde están esas medidas anticrisis? Segundo, que el nuevo dato del paro confirma que se sigue destruyendo empleo, y la cosa empieza a pintar mal, pero que muy mal. Tercero, que con el caso Faisán todo apunta a que desde instancias gubernativas se ha producido una colaboración con banda armada en toda regla –no lo digo yo, sino un juez-, lo que supone una traición gravísima a España, a los españoles y, sobre todo y más importante, a las centenares de víctimas de la banda asesina ETA, ¿no es éste un escándalo mayor que el de los GAL? Cuarto, que en la bella Andalucía todo parece indicar que, con el amparo de los socialistas, existe un entramado de corrupción tal que algunos ya empiezan a hablar de “eregate”, en alusión al escándalo Watergate que termino con la dimisión del presidente de los Estados Unidos de América, Richard Nixon, el 8 de agosto de 1974. Quinto, que las tramas de corrupción que envuelven a socialistas y populares enemistan a la clase política con los ciudadanos, y esto es muy grave. España, los españoles, tenemos problemas muchísimo más graves y preocupantes que la sucesión de Zapatero y el uso de sus tiempos.

*Publicado hoy en La Tribuna de Albacete