domingo, 31 de octubre de 2010

Yo y el Renacimiento



























Me alejo del mundanal ruido. Durante los próximos días viajo en el tiempo al Renacimiento. Yo y el Renacimiento. Yo y mis pensamientos, sensaciones y emociones. Llamaré a la puerta de Dante, Miguel Angel y Rafael. Y a la vuelta os cuento...

sábado, 30 de octubre de 2010

Andres Segovia, ¡bravo!

"El acoso del razonamiento", por Javier Marías


"Hasta hace no mucho tiempo, existía una tradición inviolable, y lo que quiero decir con este exagerado adjetivo es que por supuesto podía violarse, pero quien lo hacía quedaba inmediatamente expuesto al descrédito y privado de razón. Esa tradición atañía a la discusión, ya se diera en el ámbito privado, ya en el público. Si alguien afirmaba algo en el transcurso de una cena o de una tertulia, y un interlocutor se lo rebatía con argumentos, el primero estaba obligado a refutar a su vez y a aportar nuevas razones que sustentaran lo que había afirmado y desbarataran las esgrimidas por el segundo. Si no encontraba esos nuevos argumentos, o éstos carecían de peso y no resultaban convincentes –no ya para el adversario, sino para los presentes, que en cierto modo ejercían de árbitros, aunque sólo fuera con murmullos de aprobación o desaprobación–, sus aseveraciones iniciales debían ser retiradas o matizadas, o quedaban lo bastante desautorizadas para diluirse: en todo caso no prevalecían. Le suponía aún mayor desdoro irse por las ramas y evitar la confrontación, lo que hoy se llama –con expresión pedestre– “echar balones fuera”: cambiar de tema e intentar desviar la atención del aprieto en que se hubiera metido. Y la peor de todas las reacciones, la que más lo desprestigiaba y jamás se consentía, era no contestar nada, callar, fingir que lo aducido por su contrincante no había existido ni por tanto necesitaba réplica. Dentro de esa tradición se inscribía el viejo dicho “El que calla, otorga”, esto es, el que mira hacia otro lado y se pone a silbar, el que se hace el distraído y no se da por aludido tras una interpelación directa, está concediendo la razón al otro, está reconociendo su arbitrariedad o su equivocación. Y eso vinculaba, quiero decir que ese individuo ya no podía volver a la carga y seguir afirmando lo que había sido incapaz de demostrar o defender; quedaba desarbolado, y, cada vez que insistiera en sus opiniones carentes de base y de sostén, se le recordaría la argumentación que no pudo combatir.

Esta vieja tradición dialéctica, fundamental para la convivencia, ha saltado por los aires. Los políticos actuales no habrían sobrevivido a un solo rifirrafe de estas características hace veinte años, no digamos hace cincuenta. A ninguno se le habría tolerado –o no sin un monumental descrédito para él– hacer caso omiso de las preguntas de los periodistas, de las opiniones fundadas de los columnistas, de las argumentaciones de sus adversarios. No habría sido de recibo que contestaran “Eso hoy no toca”, o “Qué buen tiempo hace”, o “Lo único que importa es que somos lo mejor para España” ante una pregunta directa o en medio de una discusión. Se los habría llamado de inmediato al orden: “Oiga, no me ha respondido”, o “No ha refutado lo que le he dicho”; y si se hubieran empeñado en seguir rehuyendo la cuestión, nadie les hubiera aceptado que volvieran a hablar, al menos no de esa cuestión. Esta actitud de los políticos no sólo se consiente y no les trae consecuencias, sino que además ha contagiado al resto de la sociedad. Lo habitual es hoy que, si alguien aduce o argumenta algo con suficiente convicción y el interpelado no sabe oponer resistencia, éste finja no haber oído, o es más, finja que nadie ha oído, que las palabras que lo incomodan no han sido pronunciadas o escritas, no han existido. A veces, como mucho, las despacha con ese comodín ridículo de “Esa es su opinión”, como si las opiniones ajenas no nos afectaran y no debieran ser refutadas o contrarrestadas por la propia, eso sí, con argumentos. Hoy es posible asistir a este diálogo: “El sol sale por oriente”. “Ah, esa es su opinión”.

Lo más grave de esta actitud generalizada, y admitida por los espectadores o árbitros, es que pronto, muy pronto, los que se molestan en razonar desistirán de ello, en vista de su inutilidad. Y eso es lo que en el fondo anhelan los políticos y cuantos no soportan disensión ni discrepancia alguna. Hace unos meses leí que ya se había producido un abandono: Félix de Azúa, uno de los mejores argumentadores de nuestro país, anunció que dejaba sus colaboraciones en El Periódico de Catalunya ante la imposibilidad no ya de convencer a nadie de nada, sino ante la evidencia de que sus columnas eran leídas como quien lee llover (no pude ver ese texto suyo, pero sí algunos comentarios sobre él). ¿Cuánto van a durar deslomándose, dándose con la cabeza contra una pared o contra el vacío, los que aún aspiran a tener razón –y, por tanto, a que se les dé– y se preocupan de demostrar que la tienen mientras otro no se la quite con las mismas armas dialécticas de buena ley? ¿Cuánto más durarán sin hartarse los Savater, Ferlosio, Ramoneda, Juliá o Gómez Pin, por mencionar a unos pocos articulistas de este diario, si lo único que obtienen son ladridos en el mejor de los casos y oídos sordos en el peor? ¿Si los gobernantes o los contrincantes no se dan por aludidos aunque hayan sido señalados con el dedo, y no van a sentirse obligados a responder ni a rectificar, y la ciudadanía en pleno se lo consiente? A este paso llegará un día en el que las cabezas pensantes habrán sido anuladas por el agotamiento, el hastío, el desaliento que esta situación produce. Y entonces estaremos aún más desahuciados: aunque ahora no haya respuestas ni reacción, y sólo “balones fuera”, los argumentos todavía existen, y los lectores-árbitros disponemos de ellos. Lo malo de veras será cuando a nadie le compense el esfuerzo, y nadie lleve la contraria a los vacuos que –ellos sí, impertérritos– seguirán hablando, e imponiendo."

JAVIER MARÍAS

El País Semanal, 24 de octubre de 2010

*** Nada que objetar, todo lo contrario, estoy totalmente de acuerdo (NdA).

viernes, 29 de octubre de 2010

"La autopista del Sur"


En “La autopista del Sur” Julio Cortazar nos habla de un tema reiterativo en la literatura universal: nuestro día a día, la rutina de cada casa, de cada persona, nuestros quehaceres diarios, nuestras costumbres y nuestro camino.

Un accidente en la autopista del Sur en dirección a París provoca la inmovilización de centenares de automóviles. A partir de ahí el autor utiliza la marca y el modelo de cada vehículo para construir a unos personajes que proyectaran sobre la carretera cada una de sus singulares vidas. Mientras dura el atasco –la rutina- todo parece estar controlado, cada uno de los miembros de cada auto conoce al vecino, las formas de ocio quedan establecidas, el sistema de aprovisionamiento de enseres organizado, etc. Todo, en cambio, parece resquebrajarse cuando el atasco llega a su fin y cada vehículo se pone en marcha rumbo a París. Se reanuda el camino y, sin embargo, no deja de utilizarse el freno, como en la vida.

Sobran las presentaciones cuando hablamos de Julio Cortazar y como la ficción es lo que tiene a mí se me antoja que Julio plasmó por escrito una vivencia personal cuando con su vehículo se disponía a llegar a París, donde residió muchos años.

Había ido a comer a una localidad cercana con su buen amigo Borges, a un sitio donde al parecer se cocinaba el pato con foie más espectacular de la comarca. Antes de que terminara el puro tuvo que despedirse ya que llegaba tarde a la presentación de un libro. La presentación del libro hubo de ser pospuesta por un atasco en la carretera.

miércoles, 27 de octubre de 2010

"Libertad", por Alfonso Ussía

Reproduzco por su interés el, a mi juicio, brillante artículo de Alfonso Ussía de hoy en La Razón:

"El feminismo radical y victimista nos quiere obligar a hablar de otra manera. Quevedo, Góngora y Villamediana al trullo. Villergas, Bretón y Manuel del Palacio a la hoguera. Foxá, Balbontín, Cela, Pérez Creus y Pérez-Reverte al exilio. Y dos centenares más de escritores libres ante el poder político. El alcalde de Valladolid está a un paso de ser fulminado por una simple observación de mal gusto. Se ha disculpado, aterrorizado por la reacción de quienes insultan todos los días a la inteligencia. En 1976, Juan Pérez Creus, tan buen poeta epigramista como pelmazo en la vida, le dedicó un soneto a una periodista de mimos rojos y abiertas praderas. Hoy lo habrían apedreado en la calle. «Llamarte fresca, pobre sonaría;/ llamarte zorra, no daría tu talla/ pues por puta te tienen las personas./ Y llamarte putísima, sería/ como llamarle cerro al Himalaya,/ como llamarle arroyo al Amazonas». Eso sí. Silencio cuando una columnista oficial llama «hijos de puta» a diez millones de españoles –los que votaron al PP–, y un alcalde con aspecto de garbanzo transgénico a esos mismos españoles los califica de «tontos de los cojones».

También defiendo su libertad para escribir y decir lo que se les antoje. Una descortesía no puede convertirse en un argumento político fuera del histerismo feminista y el ámbito necio de lo políticamente correcto. Las palabras son de cada uno y vuelan libres. Los hay que las recogen y se disculpan, y otros no tanto. Disfrazan sus intenciones. También el disfraz del insulto está en la libertad. En la España culta, el insulto alcanzó cotas de talento y academicismo altas y cimeras. A Benavente le decían «maricón» las izquierdas, como a Federico García Lorca las derechas. Insultos zafios y directos, de pésima categoría, pero libres. Y la puta no se le cayó del pergamino ni a Góngora ni a Quevedo. Así es como habla la calle, y no hay remedio para que cambie. Si los partidarios del lenguaje «buenista» reconocieran su fracaso didáctico, seríamos más libres. Ahí están los vigilantes de la intolerancia, que no dejan pasar ni una. Ya no se puede decir, ni en una charla privada, «hacer el indio» o «estar negro», porque la acusación de racista se produce de inmediato. Alguien le comentó en una radio, amablemente, a un compañero de tertulia. «Estás ciego de ira». Inmediatamente llamó la madre de un invidente, hondamente herida por la alusión a su hijo. Coacción lingüística para alcanzar la mediocridad expresiva. Llegará el día en el que decir «no te hagas el sueco» conllevará la inmediata protesta del embajador de Suecia. El español no es sutil. No podemos competir en calidad de insultos y descalificaciones con los ingleses. Pero somos polisémicos, como decía Alonso. «Hijo de puta», según el tono que se pronuncie, es traducible como insulto o expresión admirativa. Insisto en que no hay elogio más rotundo, hoy en día, que ser un tío de puta madre. Déjennos las pelmazas feministas y los falsos profetas del «buenismo» hablar y dialogar como siempre lo hemos hecho. «No hay moros en la costa», eso que regala tranquilidad, también se interpreta como un exabrupto contra el Islam. Los centinelas de la estupidez semántica no perdonan. Lo que ha dicho el alcalde de Valladolid de la señora Pajín es, simplemente, una metedura de pata. Nunca un argumento político. Le exigen a Rajoy que desautorice al alcalde del PP. Se me antoja una gilipollez, dicho sea con la libertad que me concede mi pertenencia a la calle."

martes, 26 de octubre de 2010

Una sonrisa relevante



Si llamaran al teléfono de nuestra casa y escucháramos al otro lado la voz tenue, pausada y sin embargo animosa de un médico que nos dice que uno de nuestros hijos tiene cáncer seguro que desde ese mismo instante veríamos la vida de otra manera.

Yo no tengo hijos pero solo de pensarlo se me ponen los pelos de punta. ¿Y si me pasara el día de mañana? Paco Arango seguro que me diría que a pesar del dolor hay que estar a la altura de las circunstancias; que la tristeza no ayuda y la alegría, aunque sea enmascarada, sí, que hay que mostrar una sonrisa a la adversidad, ser más que nunca optimista pues la actitud es una parte fundamental del tratamiento.

¿Y quién es Paco? Pues yo le he conocido este fin de semana por los medios de comunicación y por eso he creído conveniente traer estas líneas a estas páginas, un artículo diferente. Paco Arango es –entre otras muchas cosas- el presidente de la Fundación Aladina, una suma de personas que dedican su tiempo libre a visitar a los niños y jóvenes enfermos de cáncer que hay repartidos por infinidad de hospitales. Llevan con ellos una sonrisa, transmiten esperanza, aportan diversión, entretenimiento y un número infinito de palmadas en la espalda. Todos lanzan un mismo mensaje: “te vas a curar”.

Este artículo va dedicado a toda esa gente que comparte su tiempo sacando una sonrisa a los chavales que ven pasar su niñez y adolescencia entre las cuatro paredes de un hospital, sin poder salir con sus amigos, sin poder jugar al fútbol o asistir a la Plaza de Colón o al Parque Abelardo Sánchez para ver la final del mundial de fútbol, y todo porque tienen cáncer. El cáncer es una enfermedad que parece que no existe, hasta que nos toca. Sin embargo, hay mucha gente que, “sin tocarle”, se presta y acude a hacer más llevadera la vida de estos chavales, a sacarles una sonrisa, y creo que eso es relevante. También va por vosotros chavales, desde aquí mi sonrisa: ¡os vais a curar!

(Publicado en Estrella Digital.es el 27.10.10)http://www.estrelladigital.es/cartas/sonrisa-relevante_0_836316497.html

lunes, 25 de octubre de 2010

"El desmoronamiento de España", de Alberto Recarte


Desde que D. Alberto nos diera a conocer su ya más que aplaudido "Informe Recarte 2009" sus previsiones son tenidas en cuenta por los grandes gurús de la economía, en España y fuera de ella.
A propósito de su nueva publicación, "El desmoronamiento de España", ABC le hizo ayer una entrevista que pueden ver pinchando aquí y de la que extraigo lo siguiente:

"ABC—¿De verdad estamos al límite?
A.R.—España tiene una deuda bruta de 2,3 billones de euros, el 230% del PIB, de las más altas del mundo. Y somos un país muy endeudado con el exterior. Si los inversores extranjeros deciden que el Gobierno no hace todo lo que debe para asegurar que van a recuperar esos fondos prestados a España, nos cortarán el grifo y entraremos en suspensión de pagos.
ABC—¿Y ahora tiene poder el Estado central para atajar eso?
A.R.—Constitucionalmente sí, políticamente no. Los presidentes de los partidos nacionales no se atreven a imponerse a sus presidentes en las autonomías porque estos últimos han tenido un enorme éxito, derivado de su populismo y del contento de los ciudadanos. ¿Cómo no lo van a estar si reciben todo tipo de servicios por los que no pagan nada? Esa es la razón de la perpetuación en sus cargos."
Lo veo bastante claro; otra cosa es que no se quiera ver. Y yo me pregunto: ¿qué ocurriría si se cerrara el "grifo" con esa deuda tan brutal como tenemos? Está claro, ¿no?

domingo, 24 de octubre de 2010

"La insoportable levedad del ser"


No sabía nada de Milan Kundera hasta que mis amigos Pablo y Silvia me regalaron “La insoportable levedad del ser”. Acabo de terminar la novela y reconozco que me ha gustado bastante, también la historia de Tomás y Teresa, y de Sabina, y de Franz. Con independencia de que las opiniones vertidas por ellos sean de mi agrado en mayor o menor medida, su lectura me ha resultado muy agradable. La ágil, rápida y encadenada narrativa de Kundera también me ha enganchado, hasta el punto de que tenía otros dos libros a medias y les he tenido que dar un respiro, retomo ahora su lectura.

Milan Kundera es un escritor checo que vive exiliado en París desde 1975. Que la Rusia comunista invadiera su país natal y el hecho de haber sido expulsado del partido comunista checo hasta en dos ocasiones sin duda han marcado su vida. Y sin duda al exiliarse a París eligió el camino de la libertad.

En 1984 aparece “La insoportable del ser”, una novela que a parte de contarnos la historia de unos personaje nos invita a pensar y reflexionar sobre la existencia humana, el transcurrir de los acontecimientos y vivencias personales, la ida y venida del tiempo, la propia condición humana, el amor y el sexo, la lealtad y fidelidad conyugal, las tentaciones humanas… La última parte de la novela tiene también su cosa pues la crítica que hace del comunismo – y de los totalitarismos en general- no puede ser más acertada. Un poco más en desacuerdo puedo estar con la opinión del narrador –Kundera- en lo que a la fe católica, y no católica, se refiere y en lo que al motivo de la creencia en Dios pueda deberse.

Acuerdos y desacuerdos con una novela clasificada por la crítica como de “filosófica”. Estoy de acuerdo. “La insoportable levedad del ser” invita a preguntarnos quienes somos y qué pensamos a cerca de temas fundamentales inherentes a la propia vida del individuo por ello recomiendo encarecidamente su lectura, yo la he disfrutado.

jueves, 21 de octubre de 2010

El «memo» de José Antonio


Por su interés reproduzco el brillante artículo, a mi juicio, de D. Romualdo Maestre:

El «memo» de José Antonio

Primo de Rivera no murió a los 33 años de un infarto haciendo footing, lo fusilaron

Día 19/10/2010 - 07.03h
"Eduardo Mendoza tiene recorrido literario más que suficiente como para tener que recurrir a triquiñuelas baratas de mercadotecnia con el objetivo de vender sus libros. El recién galardonado premio Planeta con su novela «Riña de gatos. Madrid 1936», quizás no buscaba que se hablara de su éxito pecuniario antes de publicarlo recurriendo a la polémica por llamar «memo» a José Antonio, pero lo ha conseguido. Primo de Rivera, uno de los personajes de su narración, era según el autor «un memo, tal y como coinciden los historiadores [¿?], pero un memo que ha sido la columna vertebral de España durante 40 años». Preguntado en una entrevista en el diario «Público» sobre qué le fascina de ese personaje histórico, la respuesta no pudo ser más hilarante por no tildarla de chusca: «Lo sorprendente es que alguien con un interés intelectual y humano tan escaso se acabara convirtiendo en soporte ideológico de un régimen que duró 40 años. Lo único que hizo con acierto estratégico fue morirse [SIC] a los 33 años. Primo de Rivera es el hombre de plastilina».
Desconcierta que un escritor de la talla de Mendoza muestre tamaño desconocimiento de la historia reciente de nuestro país. Sobre la altura intelectual de José Antonio se podrá estar nada de acuerdo, pero cabe recordar que junto con el anarquismo ibérico y el tradicionalismo carlista, son los únicos movimientos netamente españoles, todo lo demás es de importación. A lo mejor se refería a la «memez» de José Antonio el hecho de que un señorito de su apellido, con una vida cómoda resuelta de antemano por ser hijo de quien era, se metiera en política para defender la monarquía y la memoria de su padre, coqueteara con el fascismo y acabara pidiendo un gobierno de concentración nacional antes de que España se desangrara en una guerra civil. Pero así de «mema» era la vida de entonces para algunos: si a tus seguidores les pedías servicio y sacrificio, tú tenías que ser el primero en demostrar hasta dónde estabas dispuesto a llegar. Porque Primo de Rivera no murió a los 33 años de un infarto haciendo footing, estimado Mendoza, lo fusilaron. Además, decir que el pensamiento del fundador de Falange fue la columna vertebral del régimen anterior es confundir los cimientos y la estructura con la fachada, que para esto último fue para lo único que sirvió su organización, para dar colorido y acompañamiento. Luego vinieron el desarrollismo, los tecnócratas, el Opus, en fin, cosas de usar y tirar para Franco. La verdad es que las declaraciones del autor desvirtúan de antemano el contenido del premio."

miércoles, 20 de octubre de 2010

Mi cielo


Días de ayer que en procesión de olvido

lleváis a las estrellas mi tesoro,

¿no formaréis en el celeste coro

que ha de cantar sobre mi eterno nido?

Oh Señor de la vida, no te pido

sino que ese pasado por que lloro

al cabo en rolde a mi vuelto sonoro

me dé el consuelo de mi bien perdido.

Es revivir lo que viví mi anhelo

y no vivir de nuevo nueva vida;

hacia un eterno ayer haz que mi vuelo

emprenda sin llegar a la partida,

porque, Señor, no tienes otro cielo

que de mi dicha llene la medida.

Miguel de Unamuno

martes, 19 de octubre de 2010

Presupuestos Generales del… Estómago

¿Cuándo van a pensar en España y los españoles algunos de estos políticos del Sistema? Trapichean, negocian, pactan, acuerdan, amenazan y acorralan al prójimo –político-, o con él, con tal de ocupar a todos los miembros del partido en las poltronas del poder.

Lo que está ocurriendo, lo que viene ocurriendo desde prácticamente 1978 (el Partido Popular también tuvo que bajarse los pantalones con los nacionalistas, y lo hizo, aunque bien es cierto que las consecuencias fueron bastante menos graves que con el actual Presidente) con el tema de los Presupuestos del Estado, y con otros, es mezquino, patético, insultante para el sentido común y humillante para los ciudadanos.

El estómago de Zapatero tiene hambre y por eso es capaz de vender incluso a su madre, que yo no digo que no sea santa, con tal de aprobar los Presupuestos. El problema es que a quién está vendiendo es a España, la nuestra, la de Federico García Lorca, la de los hermanos Machado, la de Miguel Hernández y Juan Ramón Jiménez, la de los Picasso, Dalí y Goya, la de Marañón, Cajal y Ochoa, la de Ortega, Marías y Zubiri, la de Maeztu, Baroja, Unamuno, Valle Inclán, Cela y Ballester, y la de todos nosotros, ciudadanos e hijos de una misma Patria llamada España.

martes, 12 de octubre de 2010

DÍA DE LA HISPANIDAD: orgulloso de ser español

¡A TODOS LOS ESPAÑOLES: FELICIDADES!


Y para el que quiera entretenerse con una conferencia sobre España como Nación pues adelante:


domingo, 10 de octubre de 2010

Por fin... Llosa


Para los que creemos en la justicia, la libertad y el sentido común, estamos de enhorabuena. Que Borges fue un gran escritor, y por tanto lo es, creo que no se le escapa a nadie –al margen de que su literatura nos pueda gustar más o menos-, sin embargo nunca le concedieron el Premio Nobel por sus pensamientos políticos, sociales y culturales. Durante un porrón de años, en cambio, se barajó su nombre.

Desde que mi madre me dijo que me leyera “La ciudad y los perros” –tenía yo trece o catorce años- nunca he dejado de leer a Vargas Llosa. Su literatura, en general, me parece culta, refinada, elegante, sensual y con cuya lectura disfruto tremendamente. Como personaje público le considero un hombre, un intelectual comprometido con la causa de la libertad y azote de todos aquellos regímenes totalitarios que fueron y que, desgraciadamente, aún quedan en Hispanoamérica. Y es por esta última circunstancia que considerara que, como en el caso de Jorge Luís, Vargas Llosa se convirtiera también en el eterno candidato.

Me he equivocado y no saben ustedes lo que me alegro. Lo primero porque se ha hecho justicia con uno de los más prolíficos y vibrantes escritores a nosotros contemporáneos. Segundo porque se entrega un Nobel a un defensor de la libertad y aun enemigo de los -ismos. Y tercero, porque mientras en España tenemos algunos sitios donde se persigue la lengua de Cervantes, o sea el español, la Academia sueca ha reconocido un relevante galardón a un escritor que, pese a su conocimiento de varias lenguas, ha desarrollado toda su obra en la de Don Miguel. También estamos de enhorabuena los españoles pues Mario tiene desde hace muchos años nuestra nacionalidad.

Y por fin… la libertad. No solo con Llosa se ha rendido el merecido respeto que se merece la tan maltratada palabra, sino que con el Nobel de la Paz al chino, encarcelado y perseguido por el régimen comunista de su país, Liu Xiaobo también se ha hecho justicia. Ya está bien de que toda la progresía europea siempre mire para Norteamérica cuando les conviene y nunca lo hagan hacia China. En China son muchos los que como Xiaobo han terminado con sus huesos en la cárcel por defender la democracia y la libertad –términos que no tienen porqué ir unidos. Pero también son muchos, más si cabe, los que han sido ejecutados o condenados a la pena de muerte. Y la progresía europea, no se como se las apaña, siempre mirando para otro lado. Como con Cuba, como con Venezuela, como aún hoy lo hace con la Rusia soviética.

Y aquí en España, en nuestra Patria, aún tenemos que leer las estupideces que dicen algunos de nuestros actores subvencionados como es el caso del Jily Toledo, al referirse al señor Llosa como “derechista muy peligroso”. Hay que joderse.

sábado, 9 de octubre de 2010

"Testimonio ante el juez", por Fernando Sánchez Dragó

Publicado en "El Mundo" Lunes, 20 de septiembre de 2010

«SEÑOR JUEZ; quiero prestar testimonio en el proceso abierto contra los crímenes del franquismo. todos los testigos llamados a declarar son de cargo. Yo lo seré de descargo. Le expongo mis antecedentes: en septiembre del 36 pasearon a mi padre en Burgos, mi tío paterno fue condenado a muerte al terminar la guerra y pasó varios años en la cárcel, yo mismo dí con mis huesos en ella, fui detenido en no pocas ocasiones, sufrí cinco procesos, permanecí un total de diecisiete meses en Carabanchel y caso ocho en prisión domiciliaria, estuve seis años en el exilio....¿Le basta con eso? ¿Admite mi testimonio? ¿Me reconoce la condición de víctima del franquismo? ¿Tengo derecho a hablar o me sentará, por parecerle facha, en el banquillo? Le recuerdo que, a diferencia de muchas de las personas llamadas por usted a declarar, mi testimonio no es de oídas.

Soy testigo presencial de los supuestos delitos que se juzgan y de la época en la que se cometieron. No pueden decir otro tanto Almodóvar, Javier Bardem, Juan Diego Botto o Almudena Grandes, y menos aún los bisnietos de las presuntas víctimas. Recuerde asimismo que mis palabras no son fruto de ideología, por carecer yo de ella, ni del afán de medro. “Vengo aquí por la indignación de tanta mentira. Las cosas no fueron como se cuentan” Al contrario: pueden costarme caras.

Nada tengo que ganar y sí mucho que perder. ¿Por qué, entonces, me meto en la boca de lobos que no son feroces, pues con sus plañidos sólo quieren estar cara al sol que más calienta? Se lo explicaré: vengo aquí movido por la indignación que tanta mentira me produce. Las cosas no fueron como sus testigos las cuentan. Yo estuve muchas veces en Correos y nadie me torturó.

Todos los españoles, todos, fueron víctimas de una guerra cuya estúpida crueldad se divide a partes iguales entre los Hunos y los Hotros. Y en cuanto a la posguerra, cierto es que los años del franquismo lo fueron de sombras para algunos, sobre todo al principio, pero también de luces para muchos. Y aun me atrevería a decir, jugándomela, que las segundas fueron más que las primeras. En la España de Franco que conocí sólo sufrían persecución quienes desde posturas radicales -las mías, por ejemplo- y buscando pelea se enfrentaban al Régimen. Créame si le digo que éramos pocos. Mis recuerdos lo son de un país abierto, alegre, divertido y más libre, en lo menudo, que el de ahora. Basta de mentiras. No reabra trincheras. No dé vivas a la República, que lo fue de infamia. Sobresea al asunto. ¿Habeas corpus? Pues aquí está el mío, señor juez. Ecce homo.»

Nada que añadir por mi parte, salvo que es un texto que nos debiera invitar a la reflexión.

martes, 5 de octubre de 2010

Cosas de Lope


¡Oh, patria! Cuantos hechos, cuantos nombres,
cuantos sucesos y victorias grandes…
Pues tienes quién haga y quién te obliga
¿Por qué te falta, España, quién lo diga?

Lope de Vega



Y eso mismo se pregunta un servidor al contemplar las actuaciones de tanto y tanto traidor como tiene nuestra Patria.