viernes, 30 de octubre de 2009

No pasa nada


Leo que Bibiana Aído ha dicho, entre otras innumerables barbaridades, que “en el PP, al menos las mujeres deberían apoyar, respetar y comprender a quienes, por el motivo que sea y dentro de unos plazos razonables, no quieren o no pueden asumir de manera forzada la gran responsabilidad de la maternidad”. Permítanme compartir con ustedes, y vaya por delante que pertenezco al partido político de mi independencia y libertad de criterio, el estupor que me produce pensar en lo dicho por la Señora Ministra.
Es una lástima que la Sra. Aído, a estas alturas, haya sido incapaz de prestar atención a los estudios científicos de la Asociación Española de Bioética y Ética Médica a cuya cabeza se encuentra la Dra. Dña. Natalia López Moratalla, que algo sabe de la materia. Si se hubiera preocupado un poquito la Ministra de la cosa no hablaría de “plazos razonables”, de “querer” o “poder”, etc. Efectivamente la maternidad, y la paternidad (ya está bien que los del progresismo omitan la responsabilidad del hombre), implica una gran responsabilidad, muy superior a la que ejerce Aído alentando la ejecución del humano aún no nacido. Y yo me pregunto: ¿qué medidas socialistas de apoyo a la mujer embarazada ha planteado la Ministra de la cosa? ¿Abortar un embrión que a los pocos días de su concepción ya cuenta con un sistema circulatorio, un sistema nervioso y un corazón para el resto de su vida? ¿Y eso es lo único que nos ofrece a la ciudadanía la Sra. Aído? Con todos mis respetos pero, no creo que pase nada si se suprime su Ministerio. Todo lo contrario.

jueves, 1 de octubre de 2009

Kilómetros de sonrisas


A menudo escuchamos la tantas veces mal interpretada "vive la vida". ¿Pero de qué vida hablamos? ¿De la tuya? ¿De la mía? ¿De la de Álvaro Neil?

Acabo de terminar la lectura de una aventura llevada a cabo por un abogado que deja su trabajo en una notaría de Madrid para hacer realidad un sueño, recorrer hispanoamérica de cabo a rabo y de rabo a cabo durante 19 meses y 33.00o km y, en cima, ofrecieno gratis su espectáculo de payaso a los que menos tienen de la tierra, los intocables de la humanidad, los que más dan...

Cuando hace dos o tres días terminé su lectura, que recomiendo encarecidamente pués no son pocas las cosas que aporta, escribí un correo electrónico a Álvaro Neil para mostrarle mis impresiones a cerca de la obra, su obra. Al día siguiente me contestó muy amablemente en un lugar perdido en el extremo oriente.

El Biciclown ha elegido vivir su vida de esta manera, recorriendo el mundo en bici sacando una sonrisa a quienes no sabes qué es eso. ¿Y nosotros? ¿Qué vida hemos elegido nosotros quenos mostramos impasibles ante una sonrisa, una lágrima o una voz de auxilio? ¿Somos felices? Claro que, para responder a estas preguntas primero hay que acotar el término felicidad. ¿Quién es más feliz, el que posee lujos, yates, coches velocísimos, casas varias, etc., o el que dá de beber al sediento y de comer al hambriento?

Pués de todo esto y un poco más va este libro de viajes con cuya lectura he acompañado en cierta manera a su protagonista a lo largo de su recorrido. Y me he hecho muchas preguntas