martes, 26 de marzo de 2013

El beso de Judas


El beso de Judas, de Rafael Gil, se rodó entre el 8 de agosto y el 10 de noviembre de 1953 en Tierra Santa, a donde se desplazó el director con su equipo. El proyecto en su origen fue de lo más humilde, pero las buenas perspectivas que causó entre distintas productoras permitieron a don Rafael “ampliar” su trabajo. Obtuvo el premio a la mejor película en el Festival de Cine de Venecia.

Vi la película el pasado domingo de Ramos, día en el que se recrea y conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, vitoreado por el mismo pueblo que días después gritaría ante Poncio Pilatos: “¡Crucifícalo, crucifícalo!”. Así somos. A mi juicio, estamos ante un extraordinario film para dar la bienvenida a la Semana Santa, la más importante del calendario cristiano. La película ofrece una recreación bastante acertada de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Pero lo que la distingue de otros trabajos semejantes es que narra el Misterio desde el punto de vista de Judas, el Apóstol elegido por el propio Jesús y que le ha de entregar a la Cruz por un puñado de monedas; todo ello con un retrato psicológico del personaje magistral, así como de la tradición, ritos y costumbres de la sociedad judía de la época.

De la película -de las Sagradas Escrituras, en definitiva-, varios aspectos a resaltar: ¿Quiénes son los apóstoles? Jesús elige para su misión a personas corrientes y sencillas, humildes, pecadoras, que aún viendo sus “signos” no creen, que prometen fidelidad y lealtad eterna pero a la hora de la verdad niegan conocer a su Maestro, hasta en tres ocasiones le niega Pedro. El Sanedrín, consejo de los Sumos Sacerdotes, que al no poder condenar a muerte a Jesús por no ser de su competencia, y viendo peligrar su poder, lo entregan a la autoridad romana señalándolo como conspirador del Cesar. O Pilatos, que encarna la viva imagen de la dictadura del relativismo que hoy padecemos, actuando, no en pro de la justicia, sino en pro del interés propio, a sabiendas de que condena a muerte a un Hombre “en el que no ve culpa alguna”.

¿Y el papel de la mujer? Son las mujeres (y hablo en general de todas ellas, su Madre la Virgen María, María Magdalena, la Verónica –de la que no se habla en las Escrituras-, etc.) de la Pasión de Jesús las que no le abandonan, las que permanecen a su lado con una humildad, lealtad, fidelidad y amor incondicionales. ¿Quiénes permanecen junto a Jesús en la Cruz una vez que expira? Por ello no es de extrañar que sean esas mismas mujeres las escogidas para dar testimonio de lo más grande de nuestra religión cristiana, la Resurrección de Jesús. Porque sin Resurrección nuestra Fe no tiene ningún sentido. Los propios Apóstoles, viendo, no creyeron, y por eso Jesús, ya resucitado, tuvo que salir de nuevo a su encuentro.

No soy ningún experto en cine, algún día le preguntaré su opinión a mi amigo Antonio Serrano, maestro cinéfilo, pero no creo equivocarme al recomendar El beso de Judas como un extraordinario “entrante” del “gran banquete” que nos espera…


sábado, 23 de marzo de 2013

Y al fin... la vida

Bueno, hoy voy a hablar de mí, que es probablemente la mejor manera de hablar de los demás y del mundo de hoy.

Después de una semana agotadora ayer celebramos el viernes de Dolores, y en mi caso, tratándose del santo de mi Abuela materna, del de una de mis tías y en mi condición de católico, pues lo viví de manera especial. La Dolorosa sufre como madre al ver lo que se le avecina a su Hijo. Y el Hijo perdona en la Cruz a todos los que allí le han llevado. ¡Qué bonito! Yo doy gracias por mirar hoy al madero y sentirme acompañado.

Dolor, sufrimiento, perdón, perdonar, perdonarse, la verdad es que la vida es impresionantemente impresionante. Amor, belleza, luz, cercanía, complicidad, escucha, silencio, alegría, sol, tierra, agua, aire, luna, estrellas, solidaridad, ternura. Y les aseguro que no tengo ni idea de porqué he escrito esta última enumeración de palabras: ¡ea! Decía Rainer María Rilke, poeta alemán, que “la vida es maravillosa”, claro que sí, aunque haya momentos en que no nos lo parezca. Momentos que han de ser aceptados con total naturalidad. Ayer, en misa, una vez perdonado, pedí a la Dolorosa y a su Hijo por la gente que tengo cerca, por los maestros y aquellos que tienen obligaciones educativas, por los gobernantes, por los pobres y por uno mismo, para que su Luz nos siga iluminando. Y sin embargo tenemos días de todo. Dedique un tiempo especial a una persona que se que no está pasando por el mejor momento, y entonces a uno se le encoge un poco el corazón, impotente, sabiendo que no puedes hacer nada salvo estar ahí para escuchar, ofrecer un abrazo o rezar. Y si lees esto pues te mando una sonrisa y un abrazo, que poco más te puedo mandar.

Al salir de misa me encontré con un amigo y su hija, que no tendrá más de doce o trece años. Resulta que todas las noches hacen examen de conciencia al modo ignaciano, juntos en familia, “es una forma de que expresen sus sentimientos”, me dice el padre. Y claro, luego me cuenta su hija que, junto a otras amigas, han formado una asociación que se encarga de hacer manualidades para vender bisutería, entregando luego el dinero recaudado a Manos Unidas, “para que se lo den a los pobres”, me dice la niña. ¡Joder, qué bonito!

Y llego a casa y hablo con mi madre, que tenía un trancazo impresionante, y me dice que está mejor. Y pregunto por mi abuelo, y que también está mejor, aunque creo que no le han sentado muy bien unas fresas que se ha tomado, bueno, paciencia, le digo a mi tía. En cambio no he podido hablar con todo el mundo con el que me hubiera gustado, pero el de arriba sabe que los tengo presentes en mi día a día. Y desde aquí les digo que "os quiero".

Mi abuela Venancia decía que teníamos que “hablar con amorosidad”. ¡Ay, cuánto te echo de menos! Eso, yo creo que falta un poco de amorosidad, de comprensión, de entendimiento, de ver en el otro a un ser igual que tú, creo que falta sencillez en la vida… Pero ya saben lo que dijo al respecto: “quién esté libre de pecado que tire la primera piedra”. No se me ocurrirá a mí tirar ninguna.

Y si mi Abuela reivindicaba la amorosidad del lenguaje, mi Padre siempre dice que “tenemos que estar de acuerdo en que podemos estar en desacuerdo”. Y entonces pienso en mi primazo londinense, con el que mantengo un hermoso debate relativo a un tema que, como a él, me apasiona: Fe, Razón, Ciencia. La verdad es que podíamos publicar un libro con todos los mails que intercambiamos.

Y si me permiten, no me quiero despedir sin hacerles una recomendación que me descubrieron hace relativamente poco tiempo, muy apropiada para estas fechas: escuchar la sinfonía nº 2 de Gustav Mahler, “Resurrección”, de la que hablaré en otro momento y con cuyo final les dejo. ¡Feliz fin de semana!



jueves, 21 de marzo de 2013

Contemplación en la cima


La gran aventura no había hecho más que comenzar. El ascenso a la cima le llevaría toda una vida y sabía que no todo el oro reluce, que no todo el monte es orégano y que alcanzar la meta no iba a ser un camino de rosas. Sin embargo, nunca imaginó que habría tramos tan duros, pesados y dolorosos.

Metió en la mochila lo estrictamente necesario, de tal manera que el peso fuera el adecuado para poder llegar a la cumbre. En cambio, cuando quiso darse cuenta era demasiado tarde. La mochila había ido cogiendo peso sin saber muy bien cómo. Llegó un momento en que el caminar le costaba Dios y ayuda. Comenzó a tambalearse y por un momento pensó que caería rendida al suelo. Fue increíble pero prosiguió con su ascenso.

Llegó un momento en el que ya no podía más. Estaba escalando una de las paredes más duras de su montaña y en un rellano tuvo que parar. Hincó las rodillas en el suelo y trató de reponer fuerzas cogiendo algo de oxígeno. La mochila tiraba de ella hacia atrás, poniendo su vida en peligro; un enorme vacío estaba esperando, la caída sería fatal. Instintivamente miró al cielo, cerró los ojos y quedo a solas con sus pensamientos.

De repente sintió un gran alivio. Giró la cabeza y observo cómo grandes piedras iban cayendo al vacío. Los pedruscos salían de la mochila guiados por una especie de fuerza extraña, luminosa, enérgica, aparentemente desconocida.

El milagro operó sin saber muy bien cómo, pero lo cierto es que la mochila se vació del exceso de equipaje… Ya en la cima las vistas eran impresionantes, las nubes abrazaban las cumbres montañosas y no pudo evitar emocionarse al pensar en la dureza del camino recorrido. Volvió a ponerse de rodillas, miró al cielo y cerró los ojos, inclinó la cabeza suavemente, como agradecida.

En un lugar del mundo, de cuyo nombre no consigo acordarme.

martes, 19 de marzo de 2013

Padre, sin miedo, a la orilla del mar.


Relato a la orilla del mar

Paseaba descalzo en contacto con el agua salada del mar. Había acudido a la isla de la que tanto le habló hace ya muchos años. Con el devenir de los días, y las dichosas circunstancias, sin las que ninguno de nosotros seríamos nosotros mismos, perdió su rastro. Acudir a su isla era una forma de encontrarse con ella, de pasear por donde caminaron sus pies, de contemplar los paisajes que disfrutaron sus ojos. A lo lejos vio a un grupo de mujeres jóvenes haciendo pic-nic, pensó entonces en los buenos ratos que habría pasado en esa misma playa, soñando junto a sus amigas. Y se miró al ombligo, reconociendo lo torpe y lo grandioso que puede llegar a ser el hombre al mismo tiempo. Fue entonces cuando una gaviota levantó el vuelo, y recordó el día en que alcanzó a perdonarse.

Paseo a orillas del mar, Sorolla. 


“No tengáis miedo” (Juan Pablo II)

Y entonces leyó: - Un verdadero cristiano es completamente libre. “Ha comprendido que tiene que ser un escándalo para este mundo –destaca el filósofo Hildebrand-… Debe aceptar alegremente ser tomado por loco, ridículo y retrasado mental”. (Libertad vivida con la fuerza de la fe, Jutta Burggraf).

Juan Pablo II besa la Cruz


San José

Día del Padre y patrono de la Santa Madre Iglesia. Fue de puerta en puerta, fatigado, junto a su mujer María, la madre del Niño. Fueron tantas las puertas cerradas. Eran pobres, no tenían nada y lo tenían Todo. Al final fueron padres en un pesebre sucio y maloliente. Fue un nacer mucho más duro que todo su trabajo en el taller, y mucho más emocionante.

San José obrero


sábado, 16 de marzo de 2013

A su encuentro


Les voy a contar una historia "basada en hechos reales", como en las películas.

A menudo decía que la vida era como el Camino de Santiago. Para los que han llegado a pie a la ciudad del Apóstol de Compostela esto es así. Cada día es diferente, una especie de aventura. Te despiertas y no sabes muy bien que grado de sufrimiento, felicidad, alegría o tristeza te va a deparar la jornada. Pero, puestos en el camino, hay que andarlo hasta llegar al final.

Conoció a V. en el 2004. Desde entonces pasaron de ser meros compañeros de trabajo a bordar una amistad en la que poderse contar cualquier tipo de confidencia, por muy íntima que fuera. Y yo, personalmente, pienso que esa es la confianza que debe reinar en toda amistad que se precie.

Me contaba el otro día la historia de V. y la verdad es que se me pusieron los pelos de punta. Uno nunca sabe muy bien donde está el fondo del sufrimiento hasta que lo vive y lo pasa, es entonces cuando tiene lógica la expresión “toqué fondo”, porque a partir de ahí uno “se viene a arriba”.

V. llevaba un tiempo mal, no podía levantarse de la cama, a la mínima sus ojos se escondían tras las lágrimas, vivía en una permanente angustia ya que no sabía lo que le pasaba, estaba sufriendo pero no quería, y tampoco sabía muy bien cómo salir de esa situación. Así, con el pasar de los días, cayó en una depresión de caballo, si me permiten la expresión.

Tras ponerse en manos de un sicólogo, poco a poco fue sacando las piedras que durante muchos años, demasiados, había ido almacenando en la mochila que todos llevamos en la espalda. El peso de la mochila llegó a ser tan elevado que las piedras la aplastaron, literalmente.

“Resulta que la sicóloga me recomendó que saliera de casa, que caminara, que no me quedara en lo que por aquél entonces era para mí una cueva maloliente y oscura. Pues verás, resulta que iba andando por la calle después de haberme pegado una llantina que no veas, y con el suelo por horizonte mira lo que me encontré en el camino”, y sacó una estampa que enseñó a su amigo, el mío.

Para servidor está claro que aquella estampita salió a su encuentro aquella tarde, mientras paseaba por la ciudad. Al parecer estaba boca arriba, la cogió del suelo y, sucia de tantas veces pisoteada, al llegar a casa la limpió con cuidado. Se trataba de la estampa del Sagrado Corazón de Jesús, por detrás llevaba una inscripción que reza así:

“Tras del rostro del que sufre se levanta esplendoroso el de Cristo”

Cada vez que mi amigo trae a colación la historia de V. se me pone el vello de punta, igual que en este instante, mientras la comparto con ustedes. Entonces pienso en la fragilidad del hombre, y de cómo Jesús se solidariza con nosotros en la Cruz. Y nos abraza.


Imagen Corazón de Jesús

jueves, 14 de marzo de 2013

Habemus Gran Papam: Francisco I


Sin saber muy bien qué es lo que depararía, esta tarde leía:

“Así pues, a los presbíteros entre vosotros, yo presbítero con ellos, testigo de la pasión de Cristo y partícipe de la gloria que se va a revelar, os exhorto: pastoread el rebaño de dios que tenéis a vuestro cargo, mirad por él, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con entrega generosa; no como déspotas con quienes os ha tocado en suerte, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y, cuando aparezca el Pastor supremo, recibiréis la corona inmarcesible de la gloria. Igualmente los más jóvenes: someteos a los mayores. Pero revestíos todos de humildad en el trato mutuo, porque Dios resiste a los soberbios, mas da su gracia a los humildes” (1 Pedro 5, 1-5). Y de este modo exhorta Pedro a los presbíteros y a los jóvenes en la primera de sus cartas, tal y como lo recogen las Sagradas Escrituras.

No falto a la verdad si digo que cuando estos días pasados leía los perfiles de algunos de los “papables” advertía una competencia dura pues había, hay, mucho nivel humano, teológico y espiritual, sobrada experiencia, dentro del conjunto de los cardenales, al final lo que menos ha importado es la edad.

Llegué al perfil del argentino Jorge Mario Bergoglio no porque fuera uno de los papables, que no lo era (al menos para los miles de “entendidos” que aparecieron de repente en Roma, solo periodistas han sido casi 6.000), sino porque era el único cardenal jesuita. Tengo que reconocer que su biografía me resultó bastante atractiva (hoy distintos medios de comunicación anunciaban que fue el segundo cardenal más votado en el Cónclave que eligió como Pastor a Benedicto XVI).

¡Habemus Papam! El Cardenal Bergoglio pasa a ser el Papa Francisco I, el tercero del recién estrenado siglo XXI. Reconozco que me encanta. Y lo primero que me gusta es que una vez más la Iglesia ha roto esquemas. Debido a tanto “entendido” el conjunto de fieles cristianos tenían puesta la mirada en ocho o diez nombres, ninguno de ellos, como ya he dicho, era el de Bergoglio. ¡Me encanta!

Si uno analiza fríamente su aparición en público como nuevo Obispo de Roma, hay varias cosas que destacar. Ha comenzando su pontificado rezando, y lo ha hecho de forma especial por el Papa emérito Benedicto XVI. Después ha mencionado la importancia del pueblo en este nuevo caminar que inicia hoy la Iglesia junto al 266 sucesor de Pedro, Francisco I. Luego ha vuelto a rezar, arrodillándose, pidiendo a los fieles que, antes de ser bendecidos por Su Santidad, sean ellos lo que le bendigan a él, en silencio, en paz, encomendándose al Espíritu. Después ha agradecido la emotiva acogida en general, y a la diócesis de Roma en particular. Y deseando un feliz descanso a sus feligreses ha salido del balcón. Me vienen a la cabeza algunas palabras: sencillez, cercanía, espiritualidad, amor, entrega, esperanza, humildad, calma, paz, quietud, novedad…

Pero si de su aparición pública varias han sido las cosas a resaltar, que haya escogido el nombre de Francisco para su pontificado tiene también su aquél. San Francisco de Asís es el santo pobre. San Francisco Javier es el santo y patrono de los misioneros, San Francisco de Sales es el santo de la amabilidad, y de entre otros tantos Franciscos hay un español, San Francisco Solano, que fue llamado el “Taumaturgo del nuevo mundo” por la cantidad de milagros y prodigios que obtuvo en Hispano América, precisamente de donde viene nuestro Papa.

Adentrémonos un poquito más en su biografía. Es hijo de un empleado ferroviario y un ama de casa. Se ordenó sacerdote tarde, a los 33 años -la misma edad a la que servidor ha recibido el Sacramento de la Confirmación-, antes había estudiado química en la universidad. Como arzobispo de Buenos Aires y primado de Argentina era frecuente verle utilizando el transporte público en sus desplazamientos. Renunció a vivir en el palacio arzobispal para hacerlo en un pequeño piso junto a otro presbítero, ¿un arzobispo compartiendo un pequeño piso? Por la noche acostumbra a visitar personas mayores y ancianas, particularmente viejos sacerdotes de su diócesis, acudiendo al hospital o a sus residencias. Con esta información nos podemos ir haciendo, al menos a priori, una pequeña idea de la talla humana de la persona ante la que nos encontramos.

Pero es que hay algo de su biografía que a mí personalmente me ha llamado bastante la atención, a saber, cuando iba a ser nombrado cardenal detuvo a una serie de fieles argentinos que querían ir a Roma a acompañarle, y les pidió que el dinero del viaje lo destinaran a obras de caridad: ¡ojo! Tampoco se rasgó las vestiduras cuando hubo de llamar “hipócritas” a buena parte de los sacerdotes de su diócesis al rehusar bautizar a bebés de mujeres solteras: ¿dónde estaba Jesucristo sino entre los pobres y los pecadores?

Además, es conocida su denuncia de la corrupción política, las tensas relaciones que ha mantenido con la familia Kichner, su oposición a la unión en matrimonio de dos personas del mismo sexo, o lo poco amigo que fue de lo que se conoció como teología de la liberación.

Quién le iba a decir a San Ignacio de Loyola, que varios siglos después de fundar la Sociedad de Jesús, un Papa jesuita sería el encargado de guiar la barca de Pedro en los inicios del siglo XXI.

Que el Señor le proteja, la Virgen María le acompañe y el Espíritu le guíe en su misión.

Francisco I

martes, 12 de marzo de 2013

El mundo pendiente de Roma


Escribo estas líneas mientras escucho el juramento de cada uno de los cardenales que, ya en la Capilla Sixtina y bajo los espectaculares frescos de Miguel Ángel, tienen la responsabilidad de elegir al nuevo Obispo de Roma, sucesor de Pedro, el que ha de guiar el rumbo de la Santa Iglesia Católica los próximos años.

Transparencia, naturalidad, tradición, modernidad, todo se mezcla en estos momentos. Cardenales de todos los rincones geográficos del mundo, de los cinco continentes, blancos, negros y amarillos, juran ante el Evangelio secreto de todo lo que en el Cónclave va a ocurrir, con la finalidad de procurarse la mayor independencia y libertad a la hora de, encomendado el Espíritu Santo, elegir al futuro Pontífice.

Estamos ante un momento histórico, sin duda. Mientras esto ocurre imagino al Papa Benedicto XVI, ya emérito, orando ante la Cruz, pidiendo por los cardenales y por el nuevo sucesor de Pedro.

Sorprende el número de periodistas acreditados para informar desde Roma de todo lo relacionado con este acontecimiento único, casi cuatro mil según las últimas informaciones. El mundo entero está pendiente de lo que ocurre en Roma.

La puerta de la Capilla Sixtina acaba de ser cerrada y yo aquí dejo de escribir, con la certeza de que el futuro Papa será el mejor para la Iglesia de hoy y de mañana y con la tristeza de que mientras esto ocurre los cristianos siguen siendo perseguidos a lo largo y ancho del mundo, pero de esto mucha gente no se acuerda, o no quiere.

Fresco del techo de la Capilla Sixtina

lunes, 11 de marzo de 2013

11 M

En su memoria y recuerdo:

Padre nuestro que estás en el cielo, 
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén.


Había empezado a escribir un artículo pero he parado a las pocas líneas. El trato dado a las víctimas del 11 M, su olvido por el poder público, me parece tan deleznable que he preferido rezar un Padre Nuestro, y si lo tienen a bien, invitarles a que lo recen conmigo. Descanse en paz cada una de esas 192 personas vilmente asesinadas hace ahora 9 años, tres días antes de unas elecciones generales.Seguimos sin saber la verdad, no nos engañan.



Muestras de dolor por las víctimas del 11-M

sábado, 9 de marzo de 2013

El joven Van Dyck


Hasta el 31 de marzo se puede contemplar en el Museo del Prado la exposición “El joven Van Dyck”. En un mundo en el que al parecer todo vale, y donde el arte ha dejado de ser arte, tenemos una gran oportunidad para echar la vista atrás, reconocer el trabajo de aquellos que se han hecho inmortales por la riqueza artística, y espiritual me atrevería a decir, de sus obras, y saborear lo que va mucho más allá de una exposición de Arte, con mayúscula.

A lo largo de su recorrido, saltando de cuadro en cuadro, uno va cayendo fascinado por la belleza que desprenden las obras en la exposición recogidas. Un sentimiento de incredulidad se apodera de uno al advertir la edad a la que el joven Van Dyck acomete dichos lienzos y piensa: “no puede ser”.

Cuando Van Dyck se atreve con Sileno ebrio, obra mitológica, contaba la edad de 18 años. Y como en ocasiones una imagen vale más que mil palabras, juzguen ustedes mismos y contágiense de mi incredulidad.

Talento sí, pero: ¿solo talento?


Sileno ebrio, Van Dyck (ca. 1617-1618)
Óleo sobre lienzo, 107 x 90,5 cm 
Dresde, Gemäldegalerie Alte Meister Staatliche Kunstsammlungen Dresden

jueves, 7 de marzo de 2013

El ejemplo Venezuela


Disculpen, pero se me escapa. Yo no entiendo el revuelo éste que se ha montado con las declaraciones de los dirigentes de Izquierda Unida con eso de que quieren importar a España el sistema democrático venezolano.

Lo más lógico y normal es que IU adore a Chávez y a la Venezuela paupérrima de hoy. Como ama Cuba, Bolivia o Irán. Señores, señoras –hago distinción de sexos no se me vaya a enfadar Bibiana, que todo es posible-, estamos hablando del Partido Comunista de España, el democrático.

Tampoco debe extrañar a nadie que jamás se les haya escuchado condenar, ¡eh, Cayo!, los millones de muertos dejados tras la sombra del comunismo soviético, por no decir del comunismo chino, el de antes y el de después de Mao.

Venezuela es ejemplo de toda democracia que se precie, ¡ya quisiéramos en Europa! Además Chávez puede morirse con un patrimonio de 2.000 millones de dolares perfectísimamente. Tiene el mérito de haber amasado semejante fortuna sin haber creado un solo puesto de trabajo. Y mira que en Venezuela lo tenía fácil, si aquí en España murieran, como allí, entre 25 y 35 mil personas al año de forma violenta, nuestros índices de paro también disminuirían. Lo que no se entiende es cómo allí no.

Además, en Venezuela, cuando se da un golpe de estado no se entiende como tal, sino que es el remedio a una situación insostenible. Aquí en España ante situaciones igualmente insostenibles también se dieron golpes de Estado, y los que venden banderas anticonstitucionales, esas tricolor, se están forrando.

¡Pero de qué se extrañan! Lo que más le mola a Cayo, por no utilizar una expresión más erótica, es que en la Venezuela de Chávez más de un opositor político haya aparecido muerto en la cuneta antes y después de un proceso electoral, muy democrático claro.

Y al final lo de siempre, que nada nuevo hay bajo el sol, pues lo de todo para el pueblo pero sin el pueblo es cosa vieja que nunca algunos han querido ver, y mucho menos reconocer.

¿Y Europa, dónde ha estado Europa todos estos años? Ni una sola palabra a cerca del ejemplo democrático venezolano, ¡qué lástima!

Desde aquí mis condolencias y pésame para toda la familia de Chávez, presidente de la madre de todas las democracias habidas y por haber, el garante más extraordinario que nunca haya tenido la libertad, ejemplo de inteligencia, respeto, prudencia y valentía en defensa de los derechos humanos en toda América del Sur; lástima que no haya llegado su socialismo a América del Norte.

Y mi pesar a Cayo, por supuesto, como no podía ser de otra manera. Un defensor de la libertad ha muerto, como Stalin, como Mao. DEP.


Chávez y otros demócratas

martes, 5 de marzo de 2013

La hermosura de unos ojos viejos

“Sus ojos viejos, llorosos, pero de una hermosura infinita, miraban a su nieto con un amor y ternura indescriptibles. Previamente habían desayunado chocolate con churros, “mucho más grandes que en el pueblo”, señalaron los dos, unidos en santo matrimonio hace más de sesenta años. El afeitado vendría después, que es cuando la mirada; una mirada agradecida, sencilla, humilde, amorosa, que partía el corazón de un nieto profundamente emocionado en su interior.

Siempre había hablado con admiración de sus abuelos, presentes en su día a día, intentando corresponder a la herencia recibida. Y cuando hablaba de esa herencia todos sabíamos que se refería a la más importante de todas, la vital, la ejemplarizadora, la espiritual, la que nunca se gasta, ni consume en toda una vida.

Ya en el salón, frente a sus abuelos, pensaba en lo maravillosa que era la vida al haberle regalado la posibilidad de ser testigo del envejecimiento y el deterioro físico, y psíquico, de sus mayores, de poder aportar un granito de arena en su cuidado y atención. Le gustaba contar lo feliz que se ponía su abuela al recibir la llamada telefónica de alguno de sus nietos, a menudo tan escasa. Los dos, a sus ochenta y muchos años, habían aceptado vivir y sufrir la vejez con la mayor dignidad posible, cada uno a su manera, sabiendo y teniendo presente que Jesús también se solidarizó con ellos, en la Cruz. Y era así, viendo y viviendo los avatares de sus abuelos, como un amor infinito abrazaba su espíritu y lo más hondo de su ser.”


Traigo aquí esta historia, anotada de algún libro leído, recordando que el otro día, en plena tertulia, se me ocurrió decir que el sufrimiento es necesario, lo que no quiere decir que vengamos a este mundo a sufrir. Algún contertulio alucinó en colores con mi comentario. Han pasado varios días de aquello y sigo pensando lo mismo, ¡qué le vamos a hacer!


sábado, 2 de marzo de 2013

Y Martica lloraba


La conoció en el autobús, en el último viaje que hizo a Madrid, su ciudad de origen. "Parece que hace calor", le dijo. "Sí, eso parece, encima vengo corriendo, y ha habido un error con el billete, en fin…", contestó el madrileño.

Se llama Martica, es cubana, lleva un año viviendo con su hija y el marido de ésta en Móstoles, donde los héroes del 2 de mayo. Su nieto se llama Samuel, "nombre bíblico, aunque yo no creo, no tengo fe", apuntó. Martica nunca había visto nevar, la emoción le embargó cuando, entre Alicante y Almansa, se encontró con los copos de nieve cayendo sin parar, y blancos campos de castilla pudo contemplar. "Si no ha tenido aún oportunidad, no deje de visitar en estas fechas la sierra blanca de Madrid", apuntó el madrileño. Tenía pensado dedicar el trayecto a la lectura, pero encontró en Martica una interesante conversación, distendida, un motivo para dejar de mirarse el ombligo y escuchar a los demás, que a veces se hace mucho bien solo con eso.

"Tiene que ser duro emigrar", pensó. Se emocionó al hablar de "mi Conde", y una lágrima surcó su rostro. "No se preocupe, usted llore, que eso es bueno", dijo el de Madrid. Llamaba Conde a un vecino suyo de Cuba, anfitrión de la ancianidad, a duras penas tenía para comer, poca ropa que ponerse y el hogar donde dormía se lo había dejado Martica. De cuando en cuando le mandaba algo de dinero con una amiga suya que venía con frecuencia a Madrid. Antes de partir a España le regaló una toalla. “¿De esas de la playa?”, preguntó. “Sí, de esas, suficiente para no pasar frío en las noches frescas de La Habana”, dijo Martica.

La trabajada cubana dijo cosas que no le dejaron indiferente, algunas me contó.

“El Conde recibe con su cartilla ocho huevos para pasar el mes, y un pedazo de gallina”.

“Ustedes no saben lo que es trabajar”.

“Durante buena parte de mi vida, un año no ha sido sino un día largo”.

Y lloraba.