martes, 2 de febrero de 2010

Erase una vez...

Había una vez una isla, en la que vivían todos los sentimientos y valores del hombre: el Buen Humor, la Tristeza, la Sabiduría… Como también todos los demás, incluso el Amor.

Un día se anuncio a los sentimientos que la isla estaba por hundirse.

Entonces todos prepararon sus barcos y partieron. Únicamente el Amor quedó esperando solo, hasta el último momento.

Cuando la isla estuvo a punto de hundirse, el Amor decidió pedir ayuda.

La Riqueza pasó cerca del amor en una barca lujosísima y el Amor le dijo:

-“Riqueza, ¿me puedes llevar contigo?”

-“No puedo porque tengo mucho oro y plata dentro de mi barca y no hay lugar para ti”.

Entonces el Amor decidió pedirle al Orgullo que estaba pasando en una magnífica barca:

- “Orgullo, te ruego ¿puedes llevarme contigo?”

- “No puedo llevarte, Amor…” respondió el Orgullo, “aquí todo es perfecto, podrías arruinar mi barca”.

Entonces el Amor dijo a la Tristeza que se estaba acercando:

- “Tristeza te lo pido, déjame ir contigo.”

- “Oh amor”, respondió la Tristeza, “estoy tan triste que necesito estar sola”.

Luego el Buen Humor pasó frente al Amor; pero estaba tan contento que no sintió que lo estaban llamando.

De repente una voz dijo:

- “Ven amor, te llevo conmigo”, era un viejo el que lo había llamado.

El amor se sintió tan contento y lleno de gozo que se olvidó de preguntar el nombre al viejo.

Cuando llegó a tierra firme, el viejo se fue.

El Amor se dio cuenta de cuanto le debía y le preguntó al Saber:

- “Saber, ¿puedes decirme quién me ayudó?”.

- “Ha sido el Tiempo”, respondió el Saber.

- “¿El Tiempo?”, se preguntó el Amor, “¿Por qué será que el tiempo me ha ayudado?”.

- El Saber, lleno de sabiduría respondió:

“Porque solo el Tiempo es capaz de comprender cuan importante es el Amor en la vida”.

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