miércoles, 24 de febrero de 2010

Déjame

Déjame que escriba,
y que llore y que ría.

Déjame que juegue con el olor de las flores,
déjame que sienta, que transmita,
que cante al pájaro
más pequeño de la tierra,
al colibrí de mis sueños,
de mis noches, de mis anhelos.

Déjame que escriba y,
no me robes más tiempo,
sal de esta habitación oscura
y esconde la guadaña,
ese arma me asusta.

Déjame que juegue con la pluma,
con la tinta de los frutales,
con la riqueza de las palabras,
con la esencia del alma.

Déjame que me enamore,
que luche y sufra,
déjame que quiera y feliz me acueste.

Déjame que escriba,
y que ría y que llore.

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