sábado, 26 de enero de 2013

El adjetivo


La intención era no emplear demasiado tiempo, dos amigos y unas “rubias” esperaban en la barra de un bar. Me había ausentado de la cervecería más grande de La Coruña en busca de un rato de soledad. Cogí la moto y bordee la costa, pase la Torre de Hércules y salí de la ciudad.

Fui a parar a un recinto natural, una especie de parque cuyo nombre no soy capaz de recordar. Camine un rato, hasta que llegué al acantilado. Me quité el calzado, me senté sobre la hierba y sin ser consciente me puse a meditar. El silencio era absoluto, de cuando en cuando el graznar de las gaviotas a la tierra me hacían bajar. Es difícil expresar lo que uno siente cuando está ante una imagen, cuando tiene una sensación difícil de calificar.

Lo cierto es que me fui de la cervecería para un rato y cuando volví nadie quedaba en la barra del bar.

¡Ah, sí! Ya tengo el adjetivo: inmensidad


En la costa de La Coruña. Verano de 2011.

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