domingo, 6 de noviembre de 2011

Una memoria inmortal


Acabamos de celebrar tanto el día de Todos los Santos como el de los Difuntos. Miles de cementerios repartidos a lo largo y ancho de toda España han recibido la visita de quienes fueron en vida sus familiares o amigos. Unos cementerios hermosamente floreados y coloridos dan prueba de ello. Para quienes profesamos la fe católica nada tendría sentido si no acompañáramos a esas flores con el rezo y la oración. Dice don Emilio Lledó que “la memoria es la manera humana de la inmortalidad”. Estoy de acuerdo. Para servidor no muere quien fallece sino aquel que es olvidado. Me explico. No ha muerto Bach mientras escuchamos cualquiera de sus cantatas, ni Cela mientras leemos La Colmena, tampoco Velázquez si contemplamos Las Meninas, ni Miguel Ángel si nos adentramos en la Capilla Sixtina. Qué decir de María Callas si mientras escribo estas líneas escuchar su interpretación de La Mamma Morta me pone el vello de punta… Yo le pido a Dios que me siga conservando la memoria para no dejar morir a los míos. Por ello, y dados los tiempos que corren, permítanme resaltar de forma especial la figura de nuestros mayores. Ninguno de ellos pasará a la historia por ser los ilustres personajes autores de las obras anteriormente citadas, pero sí que nos dejaron a cada uno de nosotros algo también muy importante: su ejemplo en vida. Vidas que estuvieron marcadas por el esfuerzo, el trabajo y el sacrificio, y que fueron ejemplos de honradez, sencillez, honestidad, entrega y de amor, sobre todo de amor, a sus familias, a los amigos, vecinos y, porqué no, de amor a la patria. ¿No echan en falta algo de todo esto hoy en día? Qué menos que reivindicar desde aquí su memoria, la nuestra, una memoria inmortal.

*** Publicado en el diario El DIA el 05.11.2011
*** Publicado en La verdad de Murcia el 07.11.2011
*** Publicado en La Tribuna de Albacete el 08.11.2011
*** Publicado en La Verdad de Albacete el 11.11.2011

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