lunes, 14 de marzo de 2011

Como un bebé

Anciana durmiendo (Nicolaes Maes)
Koneinklijk Museum, Amberes

El domingo pasado entró en la salita acompañada de su tos. «¿No te echas la siesta?», le dije. «Sí, pero creo que me voy a tumbar aquí, en el sofá», me contestó. A paso de tortuga se sentó, se quedó con la mirada perdida durante unos minutos y finalmente se tumbó, se cubrió con la manta y continuó tosiendo, hasta que se calmó. Comenzaron y no cesaron, sin embargo, sus ronquidos. Me parecieron los resuellos más hermosos del mundo. Contemplé, gozoso, aquella imagen. Madre de mi madre, ahí estaba recostada soñando como un bebé de 85 años. Posé la mirada en los dedos de sus manos, desfigurados de tanto fregar, escardar y segar, y caí en la cuenta del respeto que les debemos, que se merecen. De cumplir con el rol de abuelos, el que corresponde, los hemos convertido en niñeros; y de personas, en objetos. Me niego. Pido para ellos veneración, cariño, atención y el cuidado que a nosotros nos dieron. Es de justicia.


Publicado en XLSemanal el 13.03.2011 (dominical de ABC)

4 comentarios:

Teuvo Vehkalahti dijo...

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Carmen Gonzalez dijo...

Precioso Pablo.... me encantó!
Enhorabuena por tu publicacion y espero de corazon que sea la primera de muchas.

Besos, Carmen.
Marbella.

Jota Mate dijo...

Estoy completamente de acuerdo contigo, Juan Pablo. Tengo en casa a mi suegra de 87 años. Abuela de mis hijos. Para mí es una de las personas de las que más he aprendido en mi vida. Le dediqué una página en el blog (un Espejo del pasado y del presente). Veneración, respeto y cariño a esta anciana que ha dado toda su vida por nosotros. Y sigue dándola.
Un abrazo.

J.M.F.R dijo...

Mirar un anciano es mirarse a uno mismo, es mirar a las personas queridas, es mirar una pequeña concreción de la humanidad entera. Mirar con amor a un anciano enlentece el tiempo, como un remanso de aguas calmas tras los rápidos. Los que maltratan ancianos, o los consideran residuos caducos, han perdido toda decencia, que es eso que se pierde cuando uno no sabe quién es, quién le quiere y a quién quiere, y a dónde pertenece.

Interesantes reflexiones en tu espacio.
Un cordial saludo