jueves, 2 de mayo de 2013

El viejo León ante el desierto

“El mundo occidental, falto de fe y de autoridad moral, va dejando inmensos desiertos de ideas y valores en el alma de los hombres. Y esas landas áridas de desengaño y aburrimiento son claramente visibles por cualquier enemigo que tenga un mínimo de inteligencia y de fuerza. Los desiertos morales son siempre “espacios conquistables”. No es extraño que los fanáticos redoblen sus golpes y sus asaltos en esos vacíos donde ven la flaqueza de su enemigo. Hace muchos años, cuando yo era un joven aventurero, un camellero del Sáhara me enseñó que los caballeros del desierto explican a sus hijos una sabia y prudente cautela: si el jeque no construye una ciudadela en la roca más alta, la comarca será invadida, tarde o temprano, por una tribu de bandidos.”

“Cuando Gandhi inició la lucha por la independencia de la India y la fundamentó en la no violencia, sabía lo que hacía: eligió la vía de la “autoridad moral”.”
 

“Presentar hoy un debate sobre el Escritor como Autoridad Moral sería ya un acontecimiento en este centenario de Tolstoi, porque nadie sabe ni siquiera lo que eso significa. Ahí estamos los escritores, orgullosos de nuestros premios y nuestras cifras de venta. ¿Qué ideas aportamos? ¿Qué significamos para la Fe de los hombres? ¿Qué valores proponemos a la sociedad? ¿Qué somos más que vendedores de historias de papel? Por eso los editores se ven amenazados por las ventas digitales. Por eso el anonimato, el folleto y la producción en serie amenazan al pequeño librero.

El materialismo nos destruye y nos arrastra en su caída por falta de valores. Y, al otro lado, en nuestro desierto moral sin ciudadelas, el fanatismo siempre encontrará supersticiones para exaltar a terroristas y kamikazes.

Hay que reconocerlo claramente: a quienes creemos en la libertad, en los valores espirituales, en la vía de amor, belleza y paz de las religiones y de la cultura, no nos servirán las bonitas razones del “sereno ateismo racionalista” para luchar contra esa barbarie. Tolstoi fue ya un precursor en esta batalla, rebelándose contra la frialdad racionalista y la tibieza del relativismo moderno. Tenemos que responder con nuestro corazón y nuestra fe. Esto es un reto que, en estas fechas del centenario de Tolstoi, se plantea claramente a los jóvenes. No son los políticos los que pueden recomponer el mundo, sino que se necesitan “autoridades morales””… (Págs. 161 y ss.)

En el 2010 se celebró el centenario de la muerte de Tolstoi; de todo lo que leí al respecto, El viejo LeónTolstoi, un retrato literario (Edhasa, julio 2010), de Mauricio Wiesenthal, es sin duda la obra que me resultó más sugestiva, interesante y portadora de valor. Ayer, día de San José Obrero, estuve releyendo algunos de sus pasajes. 


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