viernes, 29 de octubre de 2010

"La autopista del Sur"


En “La autopista del Sur” Julio Cortazar nos habla de un tema reiterativo en la literatura universal: nuestro día a día, la rutina de cada casa, de cada persona, nuestros quehaceres diarios, nuestras costumbres y nuestro camino.

Un accidente en la autopista del Sur en dirección a París provoca la inmovilización de centenares de automóviles. A partir de ahí el autor utiliza la marca y el modelo de cada vehículo para construir a unos personajes que proyectaran sobre la carretera cada una de sus singulares vidas. Mientras dura el atasco –la rutina- todo parece estar controlado, cada uno de los miembros de cada auto conoce al vecino, las formas de ocio quedan establecidas, el sistema de aprovisionamiento de enseres organizado, etc. Todo, en cambio, parece resquebrajarse cuando el atasco llega a su fin y cada vehículo se pone en marcha rumbo a París. Se reanuda el camino y, sin embargo, no deja de utilizarse el freno, como en la vida.

Sobran las presentaciones cuando hablamos de Julio Cortazar y como la ficción es lo que tiene a mí se me antoja que Julio plasmó por escrito una vivencia personal cuando con su vehículo se disponía a llegar a París, donde residió muchos años.

Había ido a comer a una localidad cercana con su buen amigo Borges, a un sitio donde al parecer se cocinaba el pato con foie más espectacular de la comarca. Antes de que terminara el puro tuvo que despedirse ya que llegaba tarde a la presentación de un libro. La presentación del libro hubo de ser pospuesta por un atasco en la carretera.

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