sábado, 26 de octubre de 2013

De la mano de la ciencia

Desde que el hombre es hombre ha tenido necesidad de una búsqueda de Dios, o de dioses, según se mire. Algo tiene que ver el que, a diferencia del resto de millones de especies que nos rodean, seamos la única capaz de preguntarnos por el cómo, cuando o porqué de las cosas. Tenemos sed de verdad.

Algunos ven hoy en la ciencia a un nuevo dios, y como tal lo oponen frontalmente a todo lo metafísico, considerando que aquella, la ciencia, es incompatible, de facto, con la fe, y si es con la fe católica ya no digamos.

La vida de Santo Tomás de Aquino (1224-1274 d.C), o Doctor Angélico como fue apodado, puede sintetizarse en unos pocos pero significativos y substanciales verbos: rezar, estudiar, predicar (como buen dominico), enseñar, escribir y viajar. Para el patrón de profesores y estudiantes, autor de la Enorme, con mayúscula, “Suma Teológica”, la Ciencia y la Fe no se contradicen sino que se complementan, pues la misión de ésta no es tapar los agujeros de aquella, ni siquiera la de tapar los huecos de nuestra ignorancia. Tampoco es cierto que la fe y la religión contengan solamente aquello que no podemos explicar por medio de la ciencia. Me quedo con el Doctor Angélico al señalar que mientras la ciencia es nuestra herramienta racional para conocer el mundo, la fe es nuestra única respuesta posible a la experiencia de la aparente irracionalidad de ese mundo en donde, como señala Max Weber  en La política como profesión, observamos que al lado del Bien también existe el Mal y, además, que de las buenas intenciones no siempre surge el Bien, como que tampoco de las malas siempre y necesariamente surge el Mal.

Concluyo esta reflexión sobre el diálogo entre Ciencia y Fe con Newton (1643-1727), que como todos ustedes saben fue el fundador de la física teórica clásica: “Lo que sabemos es una gota, lo que ignoramos un inmenso océano. La admirable disposición y armonía del universo, no ha podido sino salir del plan de un Ser omnisciente y omnipotente”, dijo el científico.

Perdón, caigo ahora en la cuenta de que algún avispado lector pensará “¡pues no ha avanzado la ciencia desde Newton!”. Bueno, la ciencia como tal no es que avance o retroceda, pero aceptamos el sentido de la expresión y tomamos como ejemplo a Allan Sandage (1926-2010), uno de los más grandes astrónomos que ha tenido Estados Unidos, el cual, habiendo logrado calcular la velocidad con la que se expande el universo y la edad del mismo por la observación de estrellas distantes, dijo: “Era casi un ateo prácticamente en la niñez. La ciencia fue la que me llevó a la conclusión de que el mundo es mucho más complejo de lo que podemos explicar. El misterio de la existencia solo puedo explicármelo mediante lo Sobrenatural”.

Buen fin de semana.



2 comentarios:

Rosa María Gómez Riquelme dijo...

¿y si meto la pata?

Juan Pablo L. Torrillas dijo...

¿Y si no la mete?

Estimada Rosa María, gracias por su aportación.

Saludos.