miércoles, 7 de septiembre de 2011

Chesterton: entre una Iglesia y otra Iglesia. ¡Y viva la Virgen María de los Llanos!


"Un nuevo golpe sacudió al grupo anticlerical al descubrir que la cruz era un crucifijo. Esto significaba, para muchos amables y moderados disidentes anglicanos y otros protestantes, la gota que colmaba el vaso"... "Y el permitir una imagen  del instrumento de la ejecución mientras se prohíbe la imagen de la víctima es tan extraño y siniestro en el caso de Cristo como en el de César. Y esto ilustra parcialmente toda aquella situación que cada vez se me hacía más clara y me sirvió para dar un paso adelante en mi vida".
"Yo no quiero que el crucifijo sea un compromiso ni una concesión a los hermanos más débiles, ni un contrapeso ni un subproducto; quiero que sea un blasón y un orgullo. No quiero que haya dudas de que nos regocijamos en ello como lo haría un ejército de viejos cruzados que defendieran la Cruz contra la Media Luna. Por si alguien quiere saber lo que siento respecto a algo que comento pocas veces y con renuncia, es decir, la relación entre la Iglesia que abandoné y la Iglesia que abracé, la respuesta es tan compacta y concreta como una imagen de piedra: no quiero pertenecer a una religión en la que me permitan tener un crucifijo. Lo mismo me pasa con la cuestión mucho más controvertida de la adoración de la Santísima Virgen. Si a la gente no le gusta ese culto, está en su perfecto derecho de no ser católica, pero a los católicos, o a los que se llaman católicos, quiero que la idea no sólo les guste, sino que les entusiasme, les encante y, sobe todo, que la proclamen con orgullo. Deseo que sea lo que los protestantes llaman, con toda razón, santo y seña de un papista. Quiero que se me permita mostrarme entusiasma ante el entusiasmo, y no que se tolere fríamente mi mayor entusiasmo como una excentricidad. Y esa es la razón por la que, a pesar de la mejor voluntad del mundo, no puedo entender que ese crucifijo, en una punta de la ciudad, sustituya la pequeña iglesia católica y romana de la otra punta" (G.K. Chesterton, Autobiografía, Edit. Acantilado -2003-, pag. 277-278).

¡Y viva la Virgen María de los Llanos! En vísperas del inicio de las Fiestas en su honor.

2 comentarios:

Mora Fandos dijo...

¡Viva!, y qué buena cita, tengo que acabar de leerme ese libro.

Juan Pablo L. Torrillas dijo...

La verdad José Manuel es que cuanto más leo a Chesterton más me sorprende la profundidad de su pensamiento.

A parte de tener una obra gigantesca...

Un abrazo