jueves, 25 de marzo de 2010

Frente al pantano

No es normal que suene el teléfono móvil a las once y media de la noche. Asustado me he levantado del escritorio, he ido al salón y he cogido la llamada. Al otro lado la voz de un amigo, le acompañaba aquél con quién tantos momentos había compartido, hacía años que no hablaba con él. Emocionado me he quedado.

Nos pasamos la vida preocupados por cosas que no tienen la más mínima importancia. Descuidamos la amistad y en el futuro vemos que el pasado llega al presente como si el tiempo no hubiera transcurrido. Cuantas cervezas, cuantas discusiones de política, cuantas confidencias, cuantos secretos compartidos, cuantos abrazos, cuantos momentos plenamente vividos. Traer al presente el futuro soñado en el pasado ha estado bien. Ahora la vida sigue y, en cambio, sé que esa voz no ha sido un sueño.

¿Qué ha pasado? No lo sé, quizás la condición del ser humano haya hecho que olvidemos que un día, tú y yo, sentados frente al pantano, nos prometiésemos amistad eterna.

1 comentario:

Mery dijo...

En algunos casos ocurre que ciertas amistades nunca mueren, aunque el tiempo y las circunstancias los haya distanciado. Es como un "decíamos ayer"...
Un abrazo