martes, 10 de julio de 2012

El manuscrito


Los tonos oscuros del entorno ayudan a resaltar todavía más la serenidad de la composición.

La expresión de la mano que escribe nos indica un alto en el camino. De lo contrario los dedos y la posición de la muñeca serían distintos, como en tensión. La mano pausada sujeta entre sus dedos índice y pulgar la pluma. Pero no se trata de una pluma como las de ahora, sino que pertenece al pasado, a un pasado, eso sí, incierto. Podría tratarse perfectamente de la mano de Cervantes, de su pluma y del puño abierto de su camisa. Perdió el brazo izquierdo, no el derecho. Quizás si nos detenemos en el tintero se nos venga abajo lo dicho: ¿demasiado moderno para el siglo XVI, principios del XVII? Puede ser.

Bajo la mano, la pluma y el tintero, lo importante: el manuscrito. Y aquí ahora la imaginación es libre…



Una mano que escribe



1 comentario:

Raquel F. dijo...

Lástima que con los procesadores de textos se pierda ese proceso, casi de alquimia, de ver la tinta marcada en el papel. Como algo imborrable.


¡Un saludo, Juan Pablo!