jueves, 24 de febrero de 2011

Seguro que arrullaba

En la noche silenciosa,

despertaba entre sudores,

a las siete de la mañana,

las zapatillas abrochaba.


Visión opaca,

la niebla presente,

el frescor en la cara,

comienza a moverte.


Cuarenta y cinco minutos

llevaba corriendo,

cuando a ras del suelo,

una paloma veo.


Arrullaba, seguro que arrullaba,

atrás en el tiempo,

¿qué habrá pasado,

para que haya muerto?

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