miércoles, 12 de agosto de 2009

Salamanca

El domingo 26 de julio, tras hacer una breve visita al pueblo de Dulcinea, recaigo en una de las ciudades, para mí, con mayor encanto de nuestra querida España, Salamanca.




Según te aproximas y vas cruzando por alguno de sus puentes sobre el río Tormes –fantásticas son las aventuras del pícaro Lazarillo, recuerdo- el dominio de los muros y torres de las catedrales (Antigua y Nueva) así como la contundente presencia de su Universidad –la más antigua de España, fundada en 1218 y la primera de Europa con dicho título según edicto de 1253 de Alfonso X-, nos proporcionan una idea del temperamento de la Magna ciudad.


Pasear por las calles de la Salamanca histórica es una auténtica gozada, calles empedradas conducen a su Plaza Mayor, sin duda una de las más bellas de España.



Sus monumentos y placas conmemorativas de personas ilustres como Antonio de Nebrija, Cristóbal Colón, Francisco de Vitoria y la Escuela de Salamanca, Fray Luis de León o la casa-museo-centro de investigación del siempre Rector D. Miguel de Unamuno le dan un toque intelectual, místico, que te invita por lo pronto a imaginar como sería la vida de estos señores en la Salamanca que les toco vivir. El siempre grande Miguel de Cervantes, en su libro “El licenciado Vidriera”, escribe:

“Salamanca que enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado”.


Biblioteca de la Casa Miguel de Unamuno

Edificios como las Catedrales, el Convento de San Esteban o el de las Dueñas, la Universidad con todos sus edificios y dependencias, la Casa de las Conchas (hoy biblioteca municipal), el Archivo General de la Guerra Civil Española (lamentablemente objeto de pugnas nacionalistas), el Palacio de Anaya, el Colegio Trilingüe, la Casa Lis, la Casa de Santa Teresa, el Palacio de Monterrey, el Palacio de Orellana o la Torre del Clavero, entre muchos otros edificios y monumentos, junto con el toque romántico que da a la ciudad el parque Huerto de Calixto y Melibea, son expresión de la monumentalidad, universalidad y grandiosidad de Salamanca.

Sin duda una ciudad donde volver...

De la Casa de D. Miguel de Unamuno, donde vivió mientras fue Rector de la magna Universidad, me quedé con una de sus frases pensando en compartirla con ustedes:

" Como yo fundamentalmente no soy más que palabra, el no hablar es morir y francamente, a morir no estoy dispuesto" (18 de noviembre de 1917)


Pues eso...Salamanca

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