Hace más de seis
meses que habito mi nueva morada sin el uso de la televisión. Hice la prueba al
cambiarme de piso y al ver que pasada una semana seguía vivo he continuado sin
televisión.
De lo que no me he
quitado, en cambio, es de la lectura de periódicos, a poder ser en papel. Por
ello creo estar, un poco al menos, al tanto de lo que ocurre en el mundo, y en
España especialmente.
Es lamentable
comprobar cómo algunos políticos, siempre demasiados, a quienes se les supone
servidores públicos, utilizan la res pública
para meter la mano en el cazo, para robarnos, para hacer corruptela del erario
público, del dinero de nuestros impuestos al fin y al cabo –de los que pagamos
impuestos, habría que matizar.
Es lamentable ver
como los partidos, en minúscula, y alguno más que otros, orquestan operaciones
a la caza y captura de determinados jueces por el mero hecho de cumplir con su
trabajo: hacer y administrar justicia.
Es lamentable que la
acción de la política en España no vaya encaminada al bienestar común y a la
mejora de nuestra Patria, sino que esté predirigida a la consecución de
determinados resultados en función de determinados cálculos electorales.
Es reconfortante
saber que a lo largo de la historia de la humanidad, después de épocas de
tinieblas han llegado épocas gloriosas de Luz. Y hablando de Luz, precisamente
mañana aparece la primera Encíclica del Papa Francisco, titulada Lumen Fidei. Estoy deseando leerla.
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