martes, 16 de abril de 2013

Celebrando la II República

Ruego disculpen mi ausencia en Madrid los aliados de la libertad que el domingo tomaron sus calles, “sus” de Madrid, no de los “aliados”, claro está. Me quedé en casa releyendo el primer capítulo de Memoria y Esperanza. Relatos de una vida, de don Marcelino Oreja (La esfera de los libros, 2011).

Estoy tranquilo, me cuentan que hubo mucha gente, mucha bandera tricolor, mucha hoz y martillo, por lo que mi ausencia no debió notarse demasiado: ¡descanso me queda! Además, por una de las fotos que vi ayer en la prensa, algunos salieron del armario y se pusieron sus preciadas camisetas, en una de ellas se leía: “Bolcheviques 1917”. A mí, que quieren que les diga, pero es que eso de bolchevique me suena mal, muy mal.

Don Marcelino dedica el primer capítulo de su autobiografía a la familia y al asesinato de su padre. Mal que les pese a muchos, hay personas que aún siguen llamando a las cosas por su nombre, y que te peguen tres tiros en la nuca no es un accidente, sino un asesinato. Con permiso de don Marcelino, leemos:

“Mi padre tomó parte muy activa en la defensa del Estatuto de Guernica en el año 1931 y proclamó, en un memorable discurso pronunciado en Guernica en defensa del Estatuto el 12 de julio de 1931, que los derechos que el pueblo vasco reclama son anteriores a la construcción misma del Estado español, añadiendo que ni el rey antes ni el partido de la República ahora pueden, con las Cortes solas, sin contar con las Juntas generales, legislar respecto de los derechos de un pueblo, derechos que nacen del seno de su Constitución histórica y que nunca debieron haber sido modificados sin la voluntad libérrima de nuestro país. Y concluyó afirmando que aunque algunos quieran ver en estas palabras el fantasma del separatismo, es preciso decirlo muy claro, que no somos separatistas aquellos que hemos sostenido siempre que España es un conjunto de unidades históricas y que separatistas son todos aquellos que tratan de establecer una divisoria que corte todo recuerdo al pasado y se empeñan en hacernos olvidar nuestra grandeza y nuestra tradición. Esta idea la desarrolló en muchos de sus discursos. En el que pronunció en el Círculo Tradicionalista en diciembre de 1932 expresó con claridad su pensamiento al afirmar: España es una federación de regiones que han sido formadas por la naturaleza, intensificadas por la religión, gobernadas por la monarquía y administradas por los concejos. Es una federación histórica que reconoce una personalidad histórica y jurídica a las regiones y al Estado” (páginas 19 y 20).


Por si a alguien se le escapa, adelanto ya que estamos hablando de una persona con profundas convicciones tradicionalistas...

“La imagen que de él conservo es la de un hombre alegre, esperanzado, preocupado por los demás, profundamente religioso, conocedor de los Evangelios, lector asiduo de Santa Teresa y San Juan de la Cruz, y atento a los movimientos sociales sobre los que debatían en los círculos de estudio de la Asociación Católica de Propagandistas, de los que era asiduo participante” (página 22).

… Y cristianas.

“Al poco tiempo de proclamarse la República se fue configurando en el País Vasco –de donde procede toda la familia de don Marcelino- un sistema de relaciones laborales que pronto se caracterizaron por una fuerte impregnación obrerista y proletaria, un alto índice de sindicación de los trabajadores, sobre todo en Vizcaya y Guipúzcoa, y la politización de las organizaciones obreras, con un claro predominio socialista ugetista en las zonas de Éibar y Mondragón y en general en toda la provincia de Guipúzcoa.
Todo ello alcanzó un fuerte endurecimiento en el bienio radical, a partir de octubre de 1933, con una cada vez más acusada orientación revolucionaria desde la salida de los socialistas del Gobierno en el mes de septiembre y la derrota de la izquierda en las elecciones de noviembre de 1933. La consecuencia fue un aumento de huelgas, como las convocadas por UGT, llamamientos a la unidad obrera, apelaciones a la revolución y la adhesión de las federaciones socialistas a Largo Caballero y a las Alianzas Obreras”.

No me dirán que no les suena… Lean, lean.

“El País Vasco se había convertido en los meses anteriores a octubre de 1934 en uno de los focos de mayor tensión de España, lo que hizo pensar a los responsables de la revolución –porque lo que en la democrática y muy republicana España de 1934 se estaba urdiendo era una revolución; que gobernase la CEDA era intolerable, oiga- que el movimiento podía tener allí una amplia respuesta” (páginas 23 y 24).

… Entramos en materia.

“Mondragón, 5 de octubre de 1934
El cabecilla del comité revolucionario era Celestino Uriarte Bedia. Su cuartel general era la Casa del Pueblo. Varios de los miembros del comité fueron a la casa de mi abuelo, donde residían mis padres cuando iban a Mondragón. Mi padre había llegado un par de días antes de Madrid, para pasar una semana con mi madre, que estaba encinta esperando mi nacimiento desde hacía cinco meses. Llevaban casi seis años casados y por fin tenían la gran ilusión de que naciera su primer hijo.
Los revolucionarios, armados con escopetas y pistolas, al llegar a la casa de mi abuelo a las ocho de la mañana tocaron el timbre. Les abrió mi madre. Varios eran trabajadores de la Unión Cerrajera. Bajó mi padre y se lo llevaron a la Casa del Pueblo. Allí se encontró con dos compañeros de la Cerrajera, Resusta y Azcoaga. A los tres los encerraron en una habitación y en el cuarto de al lado constituyeron un tribunal popular, que acordó darles muerte” (páginas 24 y 25).

Continuemos a ver que ocurrió en la España democrática y republicana de octubre de 1934.

“… En medio de aquél revuelo, según cuenta uno de los participantes en el apresamiento de mi padre, Jesús Trincado, militante ugetista, apareció un tipo a quien éste denomina peligroso fanático, a quien no identifica pero que he sabido que se apellidaba Ruiz, y preguntó al jefe de la banda: Celestino, ¿qué hacemos con éstos?, refiriéndose a los tres que estaban detenidos. El líder revolucionario Celestino Uriarte contestó llevarlos detrás. Los sacaron por la puerta trasera de la Casa del Pueblo, hacia una huerta, y les dijeron que subieran a un murete de poco más de un metro de altura. Azcoaga trepó el muro y se volvió para ayudar a mi padre a pasarlo. Detrás iba Resusta. Entonces sonaron las descargas. Azcoaga pudo escapar, Resusta quedó muerto en el acto y mi padre resultó malherido, con los brazos abiertos en cruz. Presentaba cuatro heridas: un tiro de pistola en la columna vertebral, otro en la cabeza, un tercero en la mano y el cuarto, de escopeta, en el brazo derecho”(página 25).

Me voy a ahorrar el desenlace.

Ya ven, recordando estos hechos celebre yo el pasado domingo la proclamación, el 14 de abril de 1931, de nuestra muy democrática, respetuosa, tolerante, universal y libre II República. De izquierdas, claro.

"Memoria y esperanza, con su temblor de ansiedad, son los puntos de apoyo del genio creador del hombre y, tal vez, especialmente, del hombre español. Recordar y esperar es, en suma, crear, y crear está siempre a un paso de creer".

(Discurso de contestación de Gregorio Marañón al de entrada en la Real Academia Española de Pedro Laín, pronunciado el 30 de mayo de 1954).

La Esfera de los libros, 2011

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"
Continuemos a ver que ocurrió en la España democrática y republicana de octubre de 1934."
En esas fechas,¿el gobierno de la República no era de derechas, con el partido radical y la C.E.D.A?..¿Te suena de algo el "Bienio negro"?..¿Para cuando un articulito en el que se hable de santas cruzadas, y de la caridad cristiana de curitas que pergeñaban listados de personas( unas culpables, otras no) de rojazos y rojazas , para que piadosos falangistas los fusilaran después de la beatífica comunión vespertina...Dios,cuanta comprensión del cultivado vencedor...y todo en tu nombre...Pero cómo se suele decir el hortelano no pisa...Por cierto, yo sí celebre el 14 de Abril, y me puse mi chapa de la hoz y el martillo, y no creo que deba darte urticaria, o tanta como la que pueda dar la cruz, pero claro intolerantes lo de la hoz, los de la cruz, pues como que no..
Por cierto,cojonuda y productiva esta modalidad de rellenar artículos a base de citar y entrecomillar textos....salúdeme-vía ouija- al verdadero plumilla autor del artículoo, a sus pies señor Oreja

Juan Pablo L. Torrillas dijo...

Estimado Anónimo. Muchas gracias por su enriquecedor comentario.

Saludos