Cuatro son las grandes virtudes morales o cardinales: prudencia,
justicia, fortaleza y templanza.
Cuando decimos de alguien que es una persona prudente no
hacemos sino reconocer en ella una cualidad positiva, digna de admirar. Son
personas que suelen pensar con madurez, decidir con sabiduría y ejecutan bien
sus acciones, sabedores de que el don del consejo perfecciona la virtud de la
prudencia.
Soy lector de memorias, biografías y autobiografías.
Reconozco que, en ese sentido, no he leído nada de ningún ex presidente del
gobierno de esta nuestra etapa democrática. Si lo he hecho, por ejemplo, de
“Cartas a un joven español”, de José María Aznar, una especie de reflexiones
políticas. Algo también he leído de Suárez, pero no sus memorias.
José María Aznar ha presentado la segunda parte de las suyas, algo ha publicado también Felipe González; se nota que la Navidad
está al caer y que las grandes editoriales
no son tontas. Vuelvo a Aznar. Del conflicto con el islote de Perejil, ¿recuerdan?,
señala el ex presidente: “Insistí otra
vez. El Jemad dijo: no. Mi decisión fue: sí”.
Para el que no lo sepa, Aznar se refiere al Jefe del Estado
Mayor de la Defensa, cargo digno de un gran servidor público, al que se le
supone una altísima responsabilidad, capacidad de trabajo, sacrificio y
dedicación (sea la persona que sea en cada momento).
Volvemos al principio. La prudencia es una virtud. José
María Aznar acostumbra a sacar pecho de su acción de gobierno, y en general puede.
Pero no todo vale. A juicio de quien esto escribe se equivoca al intentar sacarlo
frente al Jemad con motivo del conflicto de Perejil, ya a toro pasado, y sin que
sepamos muy bien a qué es a lo que dijo el Jemad “no”.
Suscribo los interrogantes que se hace don Luis Alejandre,
General en la Reserva, en su artículo de hoy en La Razón. “¿Y si a lo mejor el
Jemad proponía que con doce legionarios de Ceuta resolvía en una noche el
problema, sin despliegues mediáticos ni partes “al alba con doce nudos y viento
fresco de levante”? ¿Venció quizás la prepotencia a la prudencia?”.
Perejil español, y Gibraltar.
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