Acabo de llegar de
la celebración de la Eucaristía que ha puesto punto y final a la "XVIII Asamblea
Diocesana de Cáritas Albacete" y que ha sido presidida por nuestro Obispo don
Ciriaco.
Frente a mí había
un cartel conmemorativo del evento donde, entre otros mensajes, se podía leer: “¿Y tú, como te
gustaría pasar a la historia?”
Cientos de
católicos de Albacete trabajan y colaboran con la Iglesia en Cáritas
para llevar a los más necesitados el mensaje de misericordia y caridad que se
desprende del ejemplo de vida y de los mandatos que Cristo dio a los hombres. La
inmensa mayoría de ellos lo hacen de forma altruista, poniendo su tiempo,
esfuerzo, trabajo y entusiasmo, y robándoselo a sus familias y a sus quehaceres varios
para estar con los que menos tienen. Como Benita Iniesta, paisana de Tarazona
de la Mancha, que hoy ponía fin a 5 años de trabajo y dedicación en su condición
de secretaria general de Cáritas. Que la pregunten, que la pregunten. Y en ese
sentido la homilía de don Ciriaco, que como siempre ha estado acertadamente
clara y lúcida, nos ha recordado que cada vez que asistimos a la Eucaristía
vemos como se toma el cuerpo de Cristo y se nos da, como hizo el Nazareno en
vida, darse a los demás hasta su muerte.
La Iglesia Católica,
a través de Cáritas y otras muchas instituciones y congregaciones, está
presente a lo largo y ancho de este mundo nuestro atendiendo a pobres, enfermos,
repudiados y perseguidos. Millones de personas que ante la pregunta “Señor, ¿qué
quieres que haga?” (Hch 22,10), se dejaron de excusas y se pusieron manos a la
obra para pasar a la Historia de manera ejemplar, amando y dándose a los demás,
entregándose a sus hermanos como hiciera Jesús por nosotros.
Cuando los enemigos
de la Iglesia salen con la monserga de siempre, que si la riqueza del Vaticano,
que si el anillo del Papa, y tal y tal, yo les digo que sí, pero que en mi opinión no tienen
ni idea (¿acaso se acercan a la parroquia de su barrio, y barrios hay en todo
el mundo, a enterarse de lo que se hace por los que menos tienen?), que se
quedan en la punta de un iceberg maravilloso que es la familia de Cristo en la
tierra, que claro que hay corruptos, pero que gracias a Dios son una excepción,
que no se han enterado aún de que la gran riqueza de la Iglesia, pero grande,
es que Dios se hizo hombre en la persona de Jesús el Nazareno, y es Él, estando
a la cabeza, la mayor de sus riquezas.
* Publicado en La Tribuna de Albacete, el 24.11.2013.
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