Caesar Augusta, o
Caesaraugusta, fue una ciudad romana cercana a Zaragoza, fundada como colonia
inmune de Roma en el año 14 a .C.
Años después, convertida ya en una de las comunidades cristianas más antiguas
de España, fue elegida por Santiago el Mayor para anunciar la Palabra de Dios
en territorio hispano.
Cuenta la tradición
que, a su paso por Caesaraugusta, estaba el Apóstol Santiago un tanto
desanimado, cabizbajo, pues ante la proclamación de la Buena Nueva, de la
Palabra de Dios, no recibía de sus hermanos hispanos la respuesta de alegría y
entusiasmo por él deseada. Debemos situarnos en el año 40 d.C., es entonces
cuando se presentó María, Virgen, para ofrecer a Santiago su apoyo y aliento.
Ante ese hecho, y según el testimonio recogido por Gregorio Magno en obra
custodiada en el Archivo del Pilar de Zaragoza, Santiago y los siete primeros
convertidos de Caesar Augusta edificaron una capilla de adobe a orillas del
Ebro, en honor a la Virgen María quien, como testimonio de su paso por la
ciudad, dejó una columna de jaspe conocida popularmente como “El Pilar”,
columna que fue a parar a la capilla mencionada... Empieza ahí, en Zaragoza, la
adoración milenaria a la Virgen María en la advocación de El Pilar.
De entre los
milagros atribuidos a la intercesión de la Virgen del Pilar podemos destacar el
del mendigo Miguel Pellicer, también conocido como “Milagro de Calanda”, al que
el 29 de marzo de 1640 se le restituyó la pierna que fue amputada en octubre de
1637. El milagro fue proclamado por el arzobispo Pedro Apaolaza Ramírez después
de un proceso en el que intervinieron tres jueces civiles y fueron interrogados
veinticinco testigos.
Hoy celebramos la
festividad de la Virgen de El Pilar, que además es patrona de la Guardia Civil,
cuerpo cuyos hombres y mujeres velan y han dado su vida por nosotros, nuestra
paz y seguridad. También celebramos la Fiesta de la Hispanidad, en la que
conmemoramos esos lazos espirituales y culturales que nos unen a nuestros hermanos
del otro lado del Atlántico, un motivo de orgullo.
Que la Virgen de El
Pilar nos guarde y ampare, nos proteja y consuele, nos alimente y fortalezca en
la fe, en la unidad y en la caridad necesaria para amar al prójimo y a todos
aquellos que hoy nos ofenden, insultan, atacan y persiguen por razón de nuestra
fe. Que así sea.
La imagen de la Virgen de El Pilar
en la Iglesia-Catedral de San Juan, Albacete.
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