Desde que el hombre
es hombre ha tenido necesidad de una búsqueda de Dios, o de dioses, según se
mire. Algo tiene que ver el que, a diferencia del resto de millones de especies
que nos rodean, seamos la única capaz de preguntarnos por el cómo, cuando o porqué
de las cosas. Tenemos sed de verdad.
Algunos ven hoy en
la ciencia a un nuevo dios, y como tal lo oponen frontalmente a todo lo
metafísico, considerando que aquella, la ciencia, es incompatible, de facto,
con la fe, y si es con la fe católica ya no digamos.
La vida de Santo
Tomás de Aquino (1224-1274 d.C), o Doctor Angélico como fue apodado, puede
sintetizarse en unos pocos pero significativos y substanciales verbos: rezar,
estudiar, predicar (como buen dominico), enseñar, escribir y viajar. Para el patrón
de profesores y estudiantes, autor de la Enorme, con mayúscula, “Suma
Teológica”, la Ciencia y la Fe no se contradicen sino que se complementan, pues
la misión de ésta no es tapar los agujeros de aquella, ni siquiera la de tapar
los huecos de nuestra ignorancia. Tampoco es cierto que la fe y la religión
contengan solamente aquello que no podemos explicar por medio de la ciencia. Me
quedo con el Doctor Angélico al señalar que mientras la ciencia es nuestra
herramienta racional para conocer el mundo, la fe es nuestra única respuesta
posible a la experiencia de la aparente irracionalidad de ese mundo en donde,
como señala Max Weber en La política como profesión, observamos
que al lado del Bien también existe el Mal y, además, que de las buenas
intenciones no siempre surge el Bien, como que tampoco de las malas siempre y
necesariamente surge el Mal.
Concluyo esta
reflexión sobre el diálogo entre Ciencia y Fe con Newton (1643-1727), que como
todos ustedes saben fue el fundador de la física teórica clásica: “Lo que
sabemos es una gota, lo que ignoramos un inmenso océano. La admirable
disposición y armonía del universo, no ha podido sino salir del plan de un Ser
omnisciente y omnipotente”, dijo el científico.
Perdón, caigo ahora
en la cuenta de que algún avispado lector pensará “¡pues no ha avanzado la
ciencia desde Newton!”. Bueno, la ciencia como tal no es que avance o retroceda, pero aceptamos el sentido de la expresión y tomamos como ejemplo a Allan Sandage (1926-2010), uno de los más grandes astrónomos que
ha tenido Estados Unidos, el cual, habiendo logrado calcular la velocidad con la que se
expande el universo y la edad del mismo por la observación de estrellas
distantes, dijo: “Era casi un ateo prácticamente en la niñez. La ciencia fue la
que me llevó a la conclusión de que el mundo es mucho más complejo de lo que podemos
explicar. El misterio de la existencia solo puedo explicármelo mediante lo
Sobrenatural”.
Buen fin de semana.
2 comentarios:
¿y si meto la pata?
¿Y si no la mete?
Estimada Rosa María, gracias por su aportación.
Saludos.
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