Si antes del almuerzo uno ha podido decir una palabra amable a un ser humano desconocido, el almuerzo está ganado con creces.
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A esos muchachos tan simpáticos que encontrándose en el umbral de la puerta de la vida se sienten poseídos del noble impulso de la ambición personal y -yo supongo- del archinoble impulo de la ambición de servir, y preguntan: "¿Qué hemos de hacer? ¿Podría usted tener la amabilidad de darnos una orientación y decirnos lo que podríamos hacer?", yo les aconsejaría un viaje a pie.
(Josep Pla en Un viaje a pie).
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