Préstame tu sonrisa por un instante,
tú, que la vida refugiaste bajo la luna llena,
como tu cabeza,
afeitada a contra tiempo, desesperadamente.
Muéstrame tu sonrisa otro instante más,
que la magia que desprende,
junto a la luz de tus ojos,
mi camino ha de guiar.
Porque en apenas ocho años de vida,
más sonrisas regalaste tú,
más sonrisas provocaste tú,
que besos te pudieron dar.* Este poema esta dedicado a todos esos niños risueños que se van antes de dejar de serlo, llevados por el cáncer maldito y que pasan por la vida sumergidos en el más absoluto anonimato, salvo para sus padres, hermanos y amigos que, de cuando en cuando, dan testimonio de quienes fueron sus pequeños.
2 comentarios:
Buen homenaje.
Gracias José Manuel.
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