No salgo del asombro. En la sesión de control al gobierno celebrada el pasado miércoles en el Congreso de los Diputados, Zapatero, interpelado por Mariano Rajoy, dijo que los ciudadanos no han perdido la confianza en el gobierno, sino que han cambiado las circunstancias “y eso es un hecho objetivo”, concluyó. Claro, después de escuchar estas cosas y de ver la debacle electoral que sufrió el Partido Socialista Español –permítanme que tome prestado la O de obrero- en las pasadas elecciones uno se queda un tanto helado.
Yo, con sinceridad, pienso que este señor tiene un problema. Si realmente se traga lo que dice lo tiene y serio. Y si no se lo cree he intenta engañar una vez más a los españoles ha tenido la oportunidad de comprobar como éstos le dieron un doloroso puntapié las pasadas elecciones; eso sí, en el trasero de sus candidatos municipales y autonómicos.
Una noche similar a la del pasado domingo se vivió en Ferraz el 12 de marzo del año 2000 cuando, celebradas las elecciones generales a la presidencia del Gobierno, el candidato por el PSE – sigo con la O en el bolsillo-, don Joaquín Almunia, tuvo la dignidad de presentar su dimisión ante el estrepitoso descalabro electoral sufrido. La situación por la que atraviesa España es tan grave, el castigo electoral ha sido tan contundente, que Zapatero no puede continuar un solo día más sin convocar elecciones generales. “Lo más correcto es respetar los tiempos”, ha señalado tras la hecatombe. No señor Zapatero, será lo que más le convenga a usted, o quizás a su delfín Chacon, pero no a España.
Trataré de desmentir con un breve ejemplo esa falaz referencia a las “circunstancias” hechas por el ignominioso Zapatero. Cuando comenzó la crisis económica internacional, esa que durante tanto tiempo negó el gobierno de ZP, tanto Alemania como España tenían un nivel de paro similar, en torno al 10 %. Hoy, mientras que Alemania ha conseguido reducir su tasa de desempleo al 6 %, España roza ya el 22. ¿Por qué? Entre otras cosas, porque el gobierno alemán nunca negó la crisis, se puso manos a la obra a tiempo y, cogiendo el toro por los cuernos, todos a una se pusieron a trabajar, más por menos, para salir adelante. Señor Zapatero, no tiene ni una sola excusa para continuar en el poder un minuto más, ninguna.
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