Antes de entrar en materia quizás convenga traer a colación algunos apuntes sobre Libia. El pasado 2 de marzo se cumplía el trigésimo tercer aniversario de la proclamación de
Dicho esto, lo primero que tengo que decir es que guardo un gran recuerdo de mi viaje a Libia en 1999. Regresé a Madrid con la convicción de que lo de la democracia popular socialista era un cuento chino, que lo que había era una dictadura como la copa de un pino en cuya cúspide se situaba Gaddafi, pero que la gente vivía relativamente bien. Ya saben, siempre que uno no se metiera con Muammar; otro de los del pueblo pero sin el pueblo.
Ahora, de repente, después de 33 años, dicen que llamados por la sorprendente ola democrática que vive la cuenca del Mediterráneo, unos “rebeldes” hacen frente al dictador. Eso sí, cargados de armas hasta los dientes y con repuestos, venga disparos al aire. ¿De donde salen esas armas? Y aprovechando que el dictador ha procedido a reprimir la revuelta, y que el Pisuerga pasa por Valladolid, pues nos lanzamos a una guerra supuestamente contra Gadafi, eso sí, respaldada por la ONU, ¿quiénes son esos? Y entonces nos cuentan que no es para deponer a Gaddafi –grave error- sino para proteger a la población civil del dictador, ¡ay! los derechos humanos “relativos”. Sepa el lector que para Human Rights Watch, por ejemplo, es mucho más preocupante la situación de los derechos humanos en países como Uganda, Zimbaue, Sudán, Somalia o
1 comentario:
Para opinar como es debido de hechos históricos -y la Guerra de Libia ya lo es- lo mejor es saber algo de Historia.
La relativa al proceso iniciado hace 150 años que nos ha llevado a esta nueva intervención, se explica con bastante detalle en el nº7 de La Bitácora de Pedro Morgan.
Descubriréis que no es cosa de "los de la ceja" o de "los del bigote". Es algo más, es el peso de la Historia. El presente no adquiere significado en función de lo que se hizo en política hace dos, tres, cuatro, seis años. Las cosas, en el mundo real, son mucho más complicadas y requieren conocimientos más profundos... como los que ofrecen las revistas especializadas.
Publicar un comentario