Nos enteramos ahora que Trichet tiene la culpa. De repente el PSOE de Zapatero apoya la reforma de la Constitución que propuso en su día el PP con el objeto de poner “techo” a la deuda pública española, y es que esta vez ha sido el presidente del Banco Central Europeo el que ha tenido que intervenir. Pensábamos que el sentido común había hecho acto de presencia en el partido del Gobierno, pues no. A mí, a priori, el acuerdo alcanzado por PSOE y PP me parece bien, y más cuando los nacionalistas están que se suben por las paredes. Ahora solo toca cumplir con lo dispuesto en la Ley de leyes, si se me permite la expresión. Digo esto porque ya había normativa que invitaba al control de la deuda y, por tanto, del déficit. Comprobamos, no obstante, que las Autonomías, Diputaciones y Ayuntamientos de un partido, del otro, o del de más allá, se han saltado a la torera aquello del equilibrio presupuestario. Veremos a ver ahora.
Luego tiene gracia el debate superficial al que estamos asistiendo. Dice Rubalcaba, Alfredo Pérez, que endeudarse no es de izquierdas. Y yo le digo, en confianza claro está, que no es de izquierdas no, que es de derechas. Y entonces me caigo de la cama. Vamos a los hechos. Tras la era de Felipe González (bendito él si lo comparamos con Zapatero) España quedó con las arcas públicas hechas una lástima, hasta el punto de que no cumplíamos ninguno de los requisitos para entrar en el Euro. El nivel de paro también ponía los pelos de punta. Gracias a la política económica de Rodrigo Rato en el Gobierno de Aznar, y a que todos remamos juntos en la misma dirección, se consiguió sanear las cuentas, el equilibrio presupuestario y entrar en el Euro. ¿Cómo queda el país tras la era Zapatero? Que alguien se lo diga a Rubal-ca-ba porque sigue pensando que somos tontos. Gastar menos de lo que se ingresa, ahorrar en épocas de bonanza para cuando vengan las vacas flacas, preveer y tomar medidas ante posibles crisis económicas, etc., no es de izquierdas ni de derechas, es de sentido común, de buenos gestores y de evitar a la clase media española caer en la ruina más absoluta.
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