Amanece la mañana gris, como tantas otras. Hubiera preferido niebla y que la tarde fuera de paseo pero…el tiempo es así. Camino del trabajo la humedad y el frescor del aire golpean mi rostro, me recuerdan que estoy vivo y que la vida es para vivirla viviéndola, no perdiéndola. Un sentimiento de responsabilidad invade mi pensamiento, lo provechoso o no del día depende de mí. Una sonrisa en mi rostro se dibuja y doy gracias por lo afortunado que soy. Ahora, a por el día.
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